jueves, 5 de septiembre de 2024

La fuerza secreta de la luz en la mujer 1

 


La fuerza secreta de la luz en la mujer

Primera parte

 

La mujer, ha recibido de Dios una Fuerza especial que le confiere tal delicadeza de la que carece el hombre, y esto en relación con la noble misión que Dios le ha encomendado cumplir en la Tierra.

 

La mujer debe pensar siempre en ser noble, en convertirse realmente en todo momento en una mujer. Ella sólo puede convertirse en noble y verdadera, a condición de que viva cada momento de su vida en pensamiento, palabra y obra de acuerdo con las Leyes Inmutables, Justas, Perfectas e Incorruptibles de Dios que gobiernan todo en la Creación de una manera auto - activa.

Esta Fuerza recibida de Dios para ayudarla en su noble misión en la tierra, ella tiene el deber de activarla, de hacerla vivir en su vida para que la auxilie en su misión terrenal.

La mujer no debe perder el tiempo haciendo nada, o en aquellas cosas que no la elevan y no le dan la dignidad de una verdadera mujer que ayuda, que influye y educa, solo con su apariencia, en el silencio y con su presencia ante el hombre. Para esto debe levantarse, despertar y buscar siempre ponerse al servicio de Dios haciendo algo bueno que esté de acuerdo con las Leyes de Dios.

Esto, naturalmente, debe verse externamente en su vestido, su apariencia exterior, que debe inspirar respeto donde refleja la nobleza y la modestia, propias de una verdadera mujer. Por eso toda mujer debe controlarse, examinarse para estar siempre presentable en todo momento y donde quiera que esté.

Una mujer puede influir y atraer la atención de los hombres hacia ella por la nobleza de su vestimenta, la forma en que se viste. Esta apreciación no debe desarrollarse en los hombres hasta el punto de pensamientos fantasiosos e impuros sobre las mujeres. Hablamos de aquellos hombres que no controlan sus pensamientos, pero que se dejan influir fácilmente por pensamientos negativos cuando ven a una mujer. Es la Fuerza de la Luz en la mujer la que actúa y atrae la atención del hombre hacia ella. No es sólo el efecto de su belleza, sino esta Fuerza silenciosa en la Mujer.

Hay mujeres de todo tipo que la gente puede imaginar en la tierra. Cada una es particular en su belleza que es diferente a las demás, tienen una belleza que difiere de una mujer a otra, para decir que toda mujer es hermosa.

Hay mujeres que siempre están presentables por su atuendo, serán apreciadas por esta noble forma de vestir, y llamarán la atención de los hombres y personas que las admiran. La mujer debe pensar en ser noble en todo momento, este es un consejo y una recomendación de la Luz.

La Luz agradece a aquellas mujeres que, antes de salir, controlan el vestido que llevan para que, aunque llamen la atención de los hombres como mujer, por el vestido noble y modesto que llevan, no provoque en el hombre que pensamientos de seducción, sino que se limite a apreciarla por su noble vestir como una gran dama respetuosa, digna y merecedora de respeto.

La seducción es una acción que va ligada a la oscuridad. Hablando de seducción, vemos a aquellas mujeres que utilizan esta acción en sus vidas con el propósito vil y específico de atraer la atención de los hombres hacia ellas. La atención del hombre hacia la mujer debía ser toda natural normal y en conexión con la Fuerza y ​​Misión que Dios le ha dado a la mujer.

Una noble misión de suma importancia para ayudar a la elevación de la humanidad a través de la evolución espiritual del ser humano, en una forma de vivir de acuerdo con la Voluntad de Dios. Es en las mujeres que Dios ha puesto esta Fuerza que hace que los hombres se sientan naturalmente atraídos por las mujeres.

Pero esta atracción fue desviada, distorsionada por la misma mujer por la que el hombre se sentía naturalmente atraído para ayudar en su evolución espiritual por el bien de la humanidad.

La mujer introdujo la seducción para atraer sobre sí toda la atención del hombre por otros motivos contrarios a la noble misión que Dios le encomendó en la Creación: ayudar al hombre con la finura de su Fuerza dada por Dios y que el hombre no tiene.

A través de la seducción, la mujer empuja a los hombres a desarrollar pensamientos negativos sobre ella en lugar de los inocentes; sobre el aprecio del hombre por la mujer, que es respeto y gran consideración.

La mujer debe buscar conocer su misión, para llevar este modo de vida de acuerdo con la Voluntad de Dios, llegar a lo que debe de ser, una verdadera mujer, dirigiendo su Fuerza sobre lo que es noble para la elevación de la humanidad y no la que abusa de su poder de influencia sobre el hombre centrándolo todo sólo en sí misma.

La mujer verdadera, la mujer noble digna de tal nombre, debe distinguirse también exteriormente por su conducta, su atuendo, su manera de vestir, que debe ser noble, presentable, modesta. Cuando hablamos de ropa, no nos referimos a la ropa cara, sino a la que está limpia y cubre el cuerpo su cuerpo.

Mirando a la mujer, vemos cómo se ha corrompido, degradado con el tiempo, al adoptar estilos de vestir que le roban su dignidad como una verdadera mujer que tiene una misión primordial de Dios para el bienestar y el futuro de la humanidad. La mujer se ha transformado en una caricatura de lo que debería ser si hubiera respetado y seguido la Voluntad de Dios.

El vestido de la mujer verdadera, la mujer noble y modesta, debe reflejar el estado interior de su conciencia y de la misión que Dios le ha encomendado. Debe llevar un modo de vida conforme a las Leyes de Dios que la hacen ser lo que es, y eso se refleja en su vestido, en su ropa. La mujer se transforma interior y exteriormente.

Aun si no tuvieran conocimiento de su misión, no sería un impedimento. Como mujeres, naturalmente adoptarían comportamientos nobles y modestos, simplemente porque dentro de sí mismas llevan nobleza y modestia que merece el respeto y dignidad de los hombres.

Con el tiempo, notamos como la mujer se ha degradado gravemente espiritualmente al ver todas estas transformaciones que trae en su forma de vestir que también refleja su estado interior degradante.

Antiguamente, las mujeres vestían ropas nobles y modestas que cubrían todo su cuerpo. También usaban sombreros, que no eran para cubrirse la cabeza, sino que iban de la mano con su noble y modesta vestimenta por lo que el sombrero complementaba a la perfección.

Los cambios de clima, no fueron razón para que no vistieran de manera noble y modesta. Los cambios de estaciones cálidas a frías no influyeron mucho en su deseo de vestir, siempre con la dignidad de mujer, que valoraban y respetaban. Aun así, no deben pensar en usar ropas nobles para ser vistas, apreciadas o admiradas por la gente. La única justificación debe ser conservar su dignidad de mujer verdadera que respeta la Voluntad de Dios en su vida.

En la palabra, se dan las enseñanzas y consejos de la Luz sobre la mujer, su papel, su misión en la Creación y la importancia de que ella vista siempre un vestido noble y modesto para estar presentable ante los hombres, los cuales la respetarán por eso. A pesar, sin embargo, vemos mujeres que leen la Palabra y se supone que son conscientes de estas enseñanzas, pero las descuidan y exponen su cuerpo sin ninguna vergüenza a la vista de todos.

Una mujer debe procurar que su nobleza se refleje en su vestimenta, comenzando por su hogar, donde también comienza su misión de mujer, de verdadera mujer. No debe llevar su ropa para seducir, sino para que su marido la aprecie y la admire en toda su nobleza, que inspira respeto, consideración y merece protección. También los niños deben ver en su madre la imagen de una mujer noble ejemplar, una mujer que, cuando sale de su habitación, viste ropas que hacen resplandecer su nobleza.

Una mujer, consciente de su protagonismo en la Creación, no esperará la ocasión de un evento o ceremonia para pensar en vestir ropas nobles y modestas. Tan pronto como salga de su habitación, debe usar ropa noble durante todo el día.

La forma de vestir de una mujer debe despertar en el hombre una visión diferente de respeto, dignidad y nobleza, en lugar de provocar en el hombre pensamientos negativos que son inapropiados para las mujeres y que en realidad no las elevan, sino que las degradan.

Acontecerá, y cuando acontezca, los hombres se preguntarán, y se indignarán, y hablarán de la maldad de una mujer, a causa de su vestido indecente, y a causa de su mala manera de vivir, que tal  mujer se humillará a los ojos de los hombres; perderá toda credibilidad de la verdadera mujer, aquella real que ennoblece a todos con su sola presencia y sin decir una palabra.

Es una humillación para la mujer, y también afectará a su familia, y a los niños, si es que viven con ella.

 

 

MUCHA FUERZA.

 

Maestro Juan

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