DE DONDE VIENEN LOS ANIMALES
Extracto de la conferencia:
"EL CIRCULO DE LAS SUSTANCIALIDADES"
En la Luz de la Verdad - Tomo III
En ese círculo se ha concentrado,
entre otras especies, un género de precipitado sustancial que ha dado lugar al conglomerado del que se forma el alma
animal con sus numerosas ramificaciones.
Sin embargo, esa cuestión,
precisamente, exige una enseñanza especial unida necesariamente a la observación, a fin de suscitar ideas
perfectamente claras en el ser humano. Pero, al menos, voy a dar algunas
indicaciones sobre ese particular.
El alma de cada animal se forma, esto es, se compone primeramente,
como va implícito en el término “formar”.
Para ver la diferencia y poder
comprender más fácilmente, hago referencia, una vez más, al espíritu humano. El
espíritu del hombre terrenal ya lleva todos sus elementos incluídos en el
germen espiritual y no necesita más que desarrollarlos para llegar a ser
consciente.
El alma del animal físico, en
cambio, se compone primero, se forma, para
ir fortaleciéndose poco a poco en la evolución. A medida que ese
fortalecimiento va aumentando, aumenta, también, su capacidad de formarse con
mayor solidez y resistencia cada vez.
El alma animal, que es parte
constitutiva de la materialidad física, sólo puede adquirir una forma estable
poco a poco. Transcurrido un espacio de tiempo más o menos largo después de su
separación del cuerpo físico, el alma humana vuelve a perder su forma en la
mayoría de los casos, y es absorbida por el conglomerado de especies afines.
Verdad es que lleva consigo un mayor
grado de calor, pero ya no conserva una forma concreta de su afinidad. De
ahí la expresión: “alma grupo”.
Sólo una cosa puede conservar al
alma animal en su forma, una cosa que es lo más poderoso que existe: ¡El amor!
Si un animal ha cobrado amor a un
ser humano, es elevado por ello y, debido a esa voluntaria ligazón con el
espíritu, recibe un flujo de fuerza que también mantiene la cohesión de su
alma. Pero hablaremos de esto más tarde. Tened en cuenta, que no sólo hay
animales procedentes del círculo terminal de la sustancialidad, sino que
también existen en planos superiores, incluso en los más elevados de todos.
En las esferas más altas se
encuentran los animales sapientes, que
son perfectamente puros en su acción de servir.
También sucede, que animales de
esferas superiores se encarnan en la Tierra con fines muy particulares. Sin
embargo, no vamos a ocuparnos de esto todavía, y seguimos refiriéndonos a los
conocidos animales de la Tierra, cuyas almas se forman a partir del círculo
sustancial que rodea las materialidades.
A tal respecto, voy a dar una explicación más, concerniente a
vuestro ambiente terrenal inmediato y visible: vuestro ambiente físico.
Todas las formas atadas a los distintos lugares de la Tierra, están
desprovistas de un alma personal, ya
que dependería demasiado de todo lo que se acercara a ella y quedaría a merced
de toda arbitrariedad de la materia.
Un desequilibrio semejante es
completamente imposible en la obra del Creador, tan sabiamente organizada.
Por eso, tales formas no tienen
alma propia, sino que sólo sirven de morada a seres completamente
independientes de las formas mismas, a los cuales protegen y cuidan.
A esas formas pertenecen las
plantas y las piedras. Con eso, se os da una nueva revelación que puede seros
útil para reconocer claramente los conceptos erróneos.
Sólo las criaturas independientes del lugar — como, por
ejemplo, los animales, que pueden moverse de su sitio libremente — llevan en sí
un núcleo propio que se mueve y las
conduce.
En los animales, ese núcleo es el alma sustancial; en los
hombres, el espíritu. En cambio, las plantas y las piedras sólo sirven de
morada a entidades extrañas e independientes, que, según lo dicho, no pueden
ser designadas como almas de las formas en cuestión.
Abd Ru Shin
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