59. ¡VIVID EL PRESENTE!
SI SE OBSERVA a
los hombres, se descubrirán en ellos diferentes categorías. Unos viven
exclusivamente en el pasado, es decir, empiezan a comprender una cosa después
que ya ha pasado. Así es que nunca pueden gozar plenamente de lo sucedido, ni
sentir toda la gravedad de la situación. Después de consumado un hecho, es
cuando empiezan a interesarse por él, a entusiasmarse o a lamentarse. Y en ese
continuo hablar sólo del pasado, en ese lamentarse o sentirse a gusto en él,
pasan por alto cada uno de los sucesos presentes. Únicamente cuando esos
sucesos son viejos, es decir, cuando dejan de ser actuales, empiezan a
apreciarlos.
Otros, a su vez, viven en el futuro. Desean y esperan
siempre cosas futuras, y olvidan así que el presente puede ofrecerles todo eso,
olvidan también obrar de tal forma que puedan hacerse realidad muchos de sus
sueños futuristas.
Puede decirse que ambos grupos, a los cuales pertenece el
mayor número de los hombres, nunca han vivido realmente sobre la Tierra.
Pierden su tiempo terrenal en cosas baladíes.
Habrá también quienes interpreten la exhortación: ¡Vivid el
presente! en un sentido completamente falso; tal vez entiendan que yo los insto
a gozar y disfrutar cada momento, que los animo a llevar una vida un tanto
despreocupada. Muy numerosos son ya los que entienden la Vida de esa absurda
manera y van por ella dando tumbos.
Cierto que con esa exhortación insto a gozar al máximo cada
momento, pero a gozar interiormente y
no de forma superficial solamente. Cada hora presente ha de ser realmente
vivida por el hombre, tanto en el dolor como en la alegría. Todos sus sentidos,
pensamientos y sentimientos deben abrirse al presente, deben estar despiertos. Sólo así podrá sacar de la
existencia terrenal todo el provecho que ella le tiene reservado. Ni pensando
en el pasado, ni soñando en el futuro, podrá vivir realmente una experiencia
personal tan intensa como para dejar impreso en su espíritu un sello que llevar
consigo al más allá como un bien ganancial.
Si no vive de
esta manera, tampoco podrá madurar, pues
la maduración depende solamente de las experiencias vividas.
Ahora bien, si durante su existencia terrenal no vive el presente constante e intensamente,
regresará con las manos vacías y se verá obligado a recuperar el tiempo
perdido, por no haber estado despierto ni haberse apropiado de nada mediante
las experiencias vividas.
La vida terrenal es una especie de escalón en la existencia
total del hombre; un escalón tan grande que sólo puede ser salvado por el ser
humano. Pero si éste no asienta su pie firmemente y con decisión en ese
escalón, le resultará imposible pasar al siguiente, pues necesita el precedente
como punto de apoyo.
Si el hombre se imagina toda su existencia como una serie
de escalones ascendentes que van desde la Tierra hasta la Luz, comprenderá
perfectamente que no podrá pasar al escalón inmediato superior más que después
de haber ocupado debidamente el anterior, cuando se haya asentado en él
firmemente. Esto puede ser expresado con más propiedad aún: el escalón
inmediato superior no puede formarse más que a partir de un cumplimiento total
e imprescindible del escalón que corresponde vivir personalmente. Si el ser
humano no cumplimenta el escalón en que se encuentra mediante la experiencia
vivida — lo único que puede servirle para madurar — no podrá percibir el
escalón siguiente, porque para ello se precisan las experiencias vividas en el
anterior. Únicamente pertrechándose de esas experiencias se adquiere la fuerza
suficiente para descubrir el escalón inmediato superior y subir a él.
Así es como se va pasando sucesivamente de un escalón a
otro. El hombre que quiera alcanzar un elevado fin, no lo alcanzará nunca sólo con fijar su mirada en él, no
prestando la debida atención a cada uno de los escalones que llevan hasta allá;
pues los escalones que él mismo ha de construir para su ascensión serían
demasiado inestables y ligeros, y se vendrían abajo al intentar subir por
ellos.
Pero ese peligro queda excluido por el hecho natural de que
un escalón inmediato no puede formarse más que a partir de un cumplimiento
total del escalón presente. Por consiguiente, el que no quiera pasar la mitad
de su existencia en un mismo escalón, regresando a él una y otra vez, deberá
esforzarse en pertenecer siempre por entero al presente; deberá impregnarse de
él, vivirlo, a fin de sacar provecho espiritual.
No faltarán tampoco beneficios terrenales, siendo la
primera ventaja que ese hombre no esperará recibir de sus semejantes y de su
época nada que ellos no puedan proporcionarle verdaderamente. De este modo, nunca sufrirá decepciones y vivirá en
armonía con su medio ambiente.
Pero si sólo lleva dentro de si el pasado y los sueños
futuristas, sus esperanzas se saldrán fácilmente del marco del presente, por lo
que se encontrará necesariamente en disonancia con él, lo que será causa de
males no sólo para él, sino también para
su ambiente inmediato.
Cierto que también se debe pensar en el pasado para sacar
enseñanzas de él, y en el futuro para obtener estímulo, pero sólo el presente
ha de ser vivido con plena
consciencia.
* * *
EN LA LUZ DE LA VERDAD
MENSAJE DEL GRIAL
por Abd-ru-shin
* * *
Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der
Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:
español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio
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