viernes, 23 de diciembre de 2022

60. ¿QUÉ DEBE HACER EL HOMBRE PARA PODER ENTRAR EN EL REINO DE DIOS?

 

60. ¿QUÉ DEBE HACER EL HOMBRE
PARA PODER ENTRAR EN EL REINO DE DIOS?

SERÍA ERRÓNEO dar contestación a esta pregunta, tan frecuentemente expuesta, con una indicación precisa tal como: haz esto y aquello. De este modo no se indica aún camino ninguno. En esa respuesta no habría vida, y, por la misma razón, no podría surgir de ella nada vivo capaz de infundir el indispensable impulso hacia arriba, pues la Vida es la única e imprescindible llave que abre las puertas de la ascensión.

Pero si digo simplemente: “Haz esto y aquello, y abstente de esto”, es lo mismo que dar unas muletas frágiles y superficiales, con las cuales nadie puede andar correctamente y con libertad, pues esas muletas no pueden servir al mismo tiempo para “ver”. Y, sin embargo, es preciso ver claramente el “camino” que se presenta ante uno, ya que de lo contrario las muletas no servirán de nada, y el hombre en cuestión andará cojeando de un lado para otro cual ciego en un camino desconocido. No, no es eso lo que procede hacer, pues no conduciría más que a un nuevo dogma, el cual sería un obstáculo que impediría toda ascensión.

Considere el hombre que, para poder entrar en el reino del Espíritu, es menester, como es evidente, llegar hasta allí. El es quien ha de ir; el reine no vendrá a él. Ahora bien, ese reino se halla en la cúspide de la creación, es su punto culminante propiamente dicho.

Pero el espíritu humano se encuentra todavía en las profundidades de la materialidad física, por lo que resultará fácilmente comprensible para todos, que habrá de recorrer el camino que va desde esas profundidades hasta las añoradas alturas para poder alcanzar el fin propuesto.

Pero, para que no se pierda, necesita conocer exactamente todo el trayecto a recorrer, y no sólo el trayecto en sí, sino también todo lo que pueda encontrar en él, todos los peligros que le amenazan y los medios de ayuda de que dispone. Comoquiera que todo ese trayecto está situado en la creación, mejor dicho, es la propia creación, resulta absolutamente necesario que todo el que se dirija hacia el reino espiritual conozca previamente con exactitud esa creación que conduce hasta allí y que él ha de recorrer necesariamente; pues, de lo contrario, nunca llegará a la meta.

Pero, hasta ahora, ningún hombre ha podido describir la creación de modo que llegue a ser conocida tal como es indispensable para la ascensión. Dicho de otra forma: no ha habido nadie que haya sido capaz de hacer claramente visible el camino hacia la Mansión del Grial, el punto más alto de la creación, esa mansión erigida en el reino del Espíritu como templo del Altísimo, allí donde no existe otra cosa más que un puro servir a Dios, pero no en sentido figurado, sino en su realidad más absoluta.

Ya el mensaje del Hijo de Dios mostró ese camino, pero ha sido objeto de numerosas y falsas interpretaciones por parte de la pretendida sabiduría de los hombres, lo que ha dado lugar a una mala disposición de las señales indicadoras, las cuales desvían al espíritu humano de la verdadera senda y no le permiten llegar a la cumbre.

No obstante, ya ha llegado la hora en que cada espíritu humano ha de elegir por sí mismo entre “sí” y “no”, entre el día y la noche, entre la ascensión hacia las alturas luminosas y la caída. Esa decisión será definitiva e irrevocable, sin que sea posible modificarla después en modo alguno. Por eso es que, una vez más, llega un mensaje procedente de la mansión luminosa. Ese mensaje vuelve a colocar las señales indicadoras en la posición conveniente, de manera que los buscadores serios puedan distinguir el verdadero camino.

¡Dichosos aquellos que pongan todos sus sentidos y todo su corazón en regirse por ese mensaje! En él hallarán el conocimiento de lo que existe en la creación, y él les mostrará los escalones que su espíritu ha de utilizar para la ascensión, a fin de poder entrar en el reino del Espíritu, en el Paraíso.

Cada uno en particular encontrará allí lo que él necesita para elevarse hacia la Luz mediante las facultades que él posee.

Sólo eso da vida, libertad para ascender y posibilidad de desarrollar las facultades personales imprescindibles para tal ascensión; sólo eso puede librar al hombre del yugo de un rígido dogmatismo que le convierte en esclavo sin voluntad, le impide toda evolución personal y, con ello, no sólo obstaculiza la ascensión, sino que la hace absolutamente imposible para muchos.

El hombre que conozca la creación en toda la actividad de sus leyes, comprenderá también muy pronto la gran Voluntad de Dios. Si, además, se acomoda a ella como es debido, la creación, es decir, el camino, no le servirá más que para una gozosa ascensión, pues procediendo de esa suerte también se acomoda a la Voluntad divina, por lo que tanto su camino como su vida tienen que ser justos necesariamente.

No se trata de alzar los ojos devotamente, ni de hacer penitencia, arrodillarse y rezar, sino que se trata de hacer realidad la oración, ponerla en práctica vivamente, según una actividad sana, gozosa y pura. No se trata de pedir un camino sollozando, sino de percibirlo con mirada agradecida y seguirlo con gozo.

Así, pues, toda vida susceptible de ser considerada como grata a Dios es muy distinta de lo que se ha venido creyendo hasta ahora, es mucho más hermosa, mucho más libre; es mantenerse en la creación debidamente, tal como vuestro Creador os indica por medio de la misma creación, que, en sentido figurado, es la mano que Dios tiende a la humanidad.

Por eso, exhorto una vez más: ¡Considerad todo como algo efectivo y real, y nunca más como algo ficticio! De este modo seréis realmente vosotros mismos, en lugar de ser las sombras sin vida que ahora sois.

¡Procurad conocer debidamente la creación a través de sus leyes! ¡He ahí el camino que asciende hacia la Luz!

* * *




EN LA LUZ DE LA VERDAD

MENSAJE DEL GRIAL

por Abd-ru-shin

* * *

Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der

Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:

español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio



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