domingo, 22 de enero de 2023

05. NAVIDAD DE 1932 (LA VERDAD DEL PADRE TERRENAL DE JESÚS)

 


Navidad 1932

 1932! ¡Noche solemne en el recuerdo! Día sagrado a la hora de la solemnidad venidera. Ambas ahora unidas en el punto de transición de una gran época.

 La luz debe haber ahora aquí en la Tierra, como antes debería haber habido cuando la estrella de la promesa brilló durante tres noches sobre un establo en Belén.

Pero en otro tiempo la Luz fue recibida sólo por pocos, y los que de ella oyeron hablar, luego la deformaron y la alteraron, según es hábito de los seres humanos, buscando sustituir cosas olvidadas por ideas suyas, produciendo con eso apenas una confusión que hoy pretende pasar como la verdad intocable. Con el temor de que todo esto venga a caer, si el menor de los pilares se muestra falso, combaten ellos cualquier fulgor de luz que pueda traer el reconocimiento, denigran y, donde eso no sea posible, buscan por lo menos hacerle ridículo con una malicia y perfidia que muestra al raciocinio lúcido, nítidamente, que tal actitud nace del miedo ilimitado! Sin embargo, el razonamiento lúcido es algo raro de encontrarse hoy en la Tierra.

No obstante, la luz del legítimo reconocimiento ha de llegar finalmente a toda la humanidad.

Se llega el tiempo en que todo cuanto es malsano, inventado por el cerebro humano, será arrojado fuera de la Creación, a fin de que en el futuro no más impida la aclaración de que la Verdad es diferente que esas imágenes insostenibles que la presunción ostensiva, el sentido comercial, la fantasía enfermiza y la hipocresía crearon del pantano visguento de limitaciones inferiores, visando al poder terreno ya la admiración terrena.

Maldición ahora a aquellos que, por medio del logro, esclavizaron a millones de seres humanos de tal manera, que hoy, en la época del Juicio, no se atreven más abrir sus ojos a la Luz, sino que se injurian a ciegas, tan pronto llegue a sus oídos algo que suene diferente de lo que hasta entonces oyeron, en vez de finalmente quedarse a la escucha y de buscar averiguar dentro de sí, una vez que sea, si el nuevo no se acerca más a su comprensión de lo que se ha aprendido hasta aquí, si la suya la intuición no se manifiesta en una convicción, de que algo antiguo no puede subsistir ante el llamado de despertar de la Luz, que llega hasta ellos, y de que debe caer, porque se encuentra sobre base falsa.

Los oídos están obstruidos, y temerosamente cuidan para que a ellos no llegue ninguna corriente de aire fresco, realmente sólo por pereza y miedo de que este aire fresco, en el saneamiento a eso ligado, condicione la actividad del espíritu, la cual exige y obliga al hombre el auto-esfuerzo, que está totalmente en oposición al actual reposo espiritual, aparentemente cómodo, el cual tiene, como consecuencia, el apático adormecimiento permanente, concediendo con eso sólo mano libre a la astucia del raciocinio deformado y corrupto!

Pero no sirve nada que obtuvieran los oídos a la Palabra nueva, ni que cierres los ojos para que la Luz no te ofusque y no te apure. ¡Violentamente seréis despertados ahora de ese triste marasmo! Sintiendo frío, tendrás que encontrarte delante de la Luz fría que te despojará sin misericordia de toda la falsa vestimenta. Sintiendo frío, porque la chispa de vuestro espíritu, dentro de vosotros, ya no es posible de ser inflamada, a fin de, calentando de dentro hacia afuera, ligarse con la Luz. ¡Es demasiado tarde para eso! ¡Y ese demasiado tarde trae, en el endurecimiento, la muerte espiritual!

Yo lanzo la Luz en medio de vuestro actuar y pensar equivocado, para que rompa las muchas pequeñas capas que, en esplendor centelleante como oro falso, esconden lo que es ilegítimo e indolente en vuestro interior. Y es tan fácil para vosotros creer en cosas increíbles; porque para ello no necesariamente esforzarse con un pensar o examinar propio.

Exactamente porque tales cosas no pasarían por ningún examen según las divinas leyes naturales, debéis simplemente creer, sin preguntar por cómo ni por qué, debéis creer ciegamente, y eso os parece grandioso. Vosotros, que os imaginéis particularmente fieles de esa manera tan cómoda, pasáis simplemente por encima de todas las dudas, y... sienten bien, protegidos, nobles, piadosos y seguros de que seáis bienaventurados.

Sin embargo, con eso absolutamente no te elevaste por encima de todas las dudas, sino que sólo pasaste cobardemente de lado. Hemos sido demasiado perezosos, demasiados indolentes en el espíritu, para comprometernos por vosotros mismos en alguna cosa, y de estos preferencia a la creencia ciega que a un saber sobre los fenómenos naturales en la ley de la voluntad de Dios. Y para eso os ayudaron invenciones oriundas del cerebro humano.

Porque cuanto más imposible, más inaprensible sea aquello en lo que debéis creer, tanto más cómodo será también creer literalmente a las ciegas, porque en tales cosas de otra manera ni es posible. En él hay que excluir el saber y la convicción. Sólo las cosas imposibles exigen creencia ciega absoluta, pues cada posibilidad estimula inmediatamente el pensar individual. Donde existe la Verdad, que siempre muestra la naturalidad y las consecuencias lógicas, ahí se inicia, automáticamente, reflexión intuitiva. Cesa sólo cuando ya no existe nada natural, donde, por lo tanto, no existe más Verdad. Y sólo a través de la reflexión intuitiva puede una cosa convertirse en convicción, la cual, únicamente, trae valor al espíritu humano!

Así se cierra ahora con todo lo demás en el Juicio también el círculo que se inició con la noche sagrada en Belén. Y ese cierre de círculo debe excluir las inexactitudes de las tradiciones y llevar la Verdad a la victoria. Las tinieblas, que la humanidad ha creado, serán dispersadas por la Luz penetrante. Todas las leyendas, que sobre la vida de Jesús fueron tejidas con el tiempo, tienen que caer, para que finalmente sea revelada, de acuerdo con las leyes de Dios, así como de otra manera ni podría haber sido en esta Creación. Tendéis hasta aquí, con vuestros cultos autocriados, renegado de modo injurioso y crédulo la perfección del Creador, vuestro Dios.

Voluntaria y conscientemente lo presentáis como siendo imperfecto en Su voluntad. Ya he hablado a este respecto en mi mensaje, y podéis torceros y volverse como queréis, pero subterfugio alguno os podrá proteger, porque han sido demasiado indolentes para pensar por vosotros mismos.

¡No veneráis a Dios si creéis ciegamente en cosas que no pueden ser encuadradas en las leyes primordiales de la Creación! Por el contrario, si creéis en la perfección del Creador, debéis saber que nada puede suceder aquí en la Creación que no corresponda exactamente a la consecuencia según las leyes inquebrantables de Dios. Sólo así podéis tenerlo verdaderamente.

 Quien piensa de otra manera, duda con eso de la perfección del Creador, su Dios! ¡Pues donde sean posibles cambios o mejoras, ahí no existe ni existió perfección alguna! El desarrollo es otra cosa. Este es previsto y deseado en esta Creación. Pero tiene que resultar incondicionalmente como consecuencia del efecto de leyes ya vigentes. Todo esto no puede, sin embargo, provocar ciertas cosas como las que muchos fieles, notadamente respecto a la vida de Cristo, consideran como absolutamente evidentes.

¡Despertad finalmente de vuestros sueños, sean verdaderos dentro de vosotros! En el caso de que se trate de una persona que no sea una persona que no sea una persona que no sea una persona, el reino de materia fina, después de su muerte terrena y mucho menos aún para el reino enteal o incluso espiritual! Y como Jesús tenía que nacer aquí en la Tierra, tal hecho tuvo que quedar sometido también a la ley de Dios en la materia grosera de la generación previa. Dios tendría que actuar contra sus propias leyes, si en relación a Cristo hubiera ocurrido conforme a la tradición propala.

Pero tal es imposible, porque Él es perfecto desde el principio, y con ello también Su voluntad, que está en las leyes de la Creación. ¿Quién se atreve aún a pensar diferentemente duda de esa perfección, y, con eso, acaba dudando también de Dios!

Porque Dios sin perfección no sería Dios. ¡En cuanto a eso no hay escapatoria! En cuanto a esa certeza tan simple no puede un espíritu humano sofismar, aunque con ello los fundamentos de tantas concepciones de hasta ahora tengan que ser sacudidos.

En cuanto a eso, sólo hay sí o no. Todo o nada. Un puente no se deja construir aquí, porque algo por la mitad o incompleto no puede existir en la divinidad. ¡Tampoco en lo que se ocupa de Dios! Jesús fue generado de forma grueso-material, de lo contrario un nacimiento terrenal no habría sido posible.

 Un romano, que amaba a María y quería hacerla su esposa, fue el padre. María le amaba indescriptiblemente. Las circunstancias, sin embargo, mantuvieron al romano, que era soldado,  bajo el mando del capitán Augusto, aún alejado por algún tiempo, motivo por el cual María, en su preocupación, se manifestó al maestro carpintero José, el cual ella respetaba y admiraba.

 José, en consecuencia, esposó a María. El sufrimiento anímico abrió a María de tal modo que, antes de la conversación con José, en el momento de las más fuertes luchas interiores, tuvo dentro de sí espiritualmente la vivencia, la cual fue registrada en la Biblia como anunciación por el ángel. Tales vivencias espirituales que se  referían al gran acontecimiento, María no las tuvo sólo una vez, sino varias veces, pues era susceptible a eso.

 La primera vivencia tuvo poco antes de la generación grueso-material, la segunda, arriba mencionada, inició la encarnación que ocurre en la mitad del embarazo, y la tercera a la hora del nacimiento, donde ella reconoció la misión del niño en la estrella.

Infortunadamente, y en el dolor anímico bajo la cruz en el Gólgota. María sufrió, porque nunca logró reprimir totalmente el amor por Kreolus, el capitán romano y el padre del niño Jesús, y tuvo que ver que eso hacía a José triste, el cual la amaba sinceramente. - Y mientras la estrella brillaba sobre Belén, a la misma hora, Kreolus buscaba desesperadamente a María en la localidad de Nazaret, a fin de lejos vio la estrella, que lo hizo estremecerse, pero nada sabía del hecho de que era para su hijo que ella debía brillar.

Apenas por algunos la estrella otrora fue reconocida como la realización de las promesas.

 Así por la propia María y por José, que, conmovido, escondió el rostro. Tres reyes encontraron el camino al establo y ofrecieron regalos terrenos; sin embargo, luego dejaron al niño desamparado, cuyo recorrido en la Tierra debían amparar con sus tesoros, con su poder, para que ningún sufrimiento le advierte en el cumplimiento de su misión.

No reconocieron debidamente su sublime incumbencia, a pesar de haber sido elucidados para poder encontrar al niño. Un estado de inquietud empujó a María a dejar Nazaret, y José, viendo su sufrimiento silencioso, su ansiedad, le satisfizo la voluntad, sólo para alegrarla. Entregó los cuidados de su carpintería al más viejo de sus ayudantes y viajó con María y el niño a un país lejano.

En el cotidiano de los días de trabajo y con las preocupaciones diarias se fue apagando en los dos lentamente el recuerdo de la estrella radiante, principalmente por el hecho de que Jesús no había mostrado nada fuera de lo común en su infancia, sino haber sido completamente normal como todas los niños.

Sólo cuando José, que siempre fue el mejor amigo paternal de Jesús, tras su regreso a la ciudad natal, murió, fue que vio, en los últimos momentos terrenos con ocasión de su traspaso, por encima de Jesús, que estaba solo junto a su hijo el lecho de muerte, la Cruz y la Paloma. Los templos fueron sus últimas palabras: "¡Entonces eres tú mismo!" Jesús mismo no sabía nada, hasta que se sintió impulsado por Juan, acerca de quién oyó de qué revelaba sabias enseñanzas en el Jordán y bautizaba.

En ese acto denso-material, el bautismo, el inicio de la misión fue anclado firmemente en la materia gruesa. La venta cayó.

 A partir de ese momento, se hizo consciente de sí mismo, de que debía traer la Palabra del Padre a la humanidad terrena. De María él nunca supo algo de su padre terreno, él no sabía que en sus venas también circulaba sangre romana.

Su vida entera se desarrollará así delante de vosotros, conforme realmente fue, desnuda de todas las fantasías de cerebros humanos! Con el remate final de los acontecimientos, todo se hará notorio a todos en el Juicio, en la victoria de la Verdad, que ya no debe ser oscurecida por mucho tiempo.

María luchó dentro de sí con dudas que se fortalecieron con las preocupaciones maternas por el hijo, hasta la difícil caminata hacia el Gólgota. De modo completamente humano y no sobrenatural. Sólo allí le llegó finalmente el reconocimiento de la misión de Jesús y, con ello, la fe.

Ahora, con la vuelta de la estrella, por gracia de Dios se deshacer todos los equívocos, y deshacer todos los errores de aquellos que, en el cierre del círculo, llegan al reconocimiento y buscan reparar lo que descuidaron o erraron.

Con la voluntad de reparación, viene para ellos la salvación con la estrella radiante y, liberados, podrán ellos exultar agradecimiento a Aquel que en sabiduría y bondad creó las leyes, por las cuales las criaturas deben juzgarse y también liberarse. Si en eso queréis subsistir, pondrá, pues, en el futuro una cosa: Ved, mis caminos no son vuestros caminos!

Por eso, seáis vigilantes, cuidad siempre de vuestros caminos que yo estipule para vosotros en el Mensaje. ¡Cada cual cuida vigilantemente del suyo! 

Aspira hacia mí, al este, mientras yo estoy orientado hacia el oeste y debo mirar hacia ti, oriundo del Padre, que esta lo más alto del este.

¡Por eso, mis caminos nunca son los vuestros! Acordaos de esto, cuando no queréis comprender y no podéis comprender muchas cosas. Cuidad únicamente de vuestro camino, el cual yo os pude mostrar y no pensáis que también el mío deba ser de igual especie. ¡En eso irías a errar!

 

Abd Ru Shin

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