22. LA MUJER DE LA POSCREACIÓN
ESTAS PALABRAS TOCAN el punto más vulnerable de la Poscreación. Aquel punto que exige el cambio más importante y la depuración más persistente.
Si el hombre de la Poscreación se
hizo esclavo de su propio intelecto, la mujer se hizo aún mucho más culpable.
Dotada de la mayor fineza de
intuición, tenía que resultar muy fácil para ella remontarse hacia la pureza de
las Cumbres luminosas y llegar a ser el puente de enlace entre la humanidad
entera y el Paraíso. ¡La mujer!
¡Torrentes de Luz deberían inundarla! Toda su constitución física, de materia
densa, está orientada en ese sentido. ¡Con sólo quererlo con sinceridad, todos
los descendientes salidos de su seno quedarían necesariamente protegidos y rodeados de la Fuerza de la Luz, ya
antes de su nacimiento! ¡No podría ser de otra manera, puesto que toda mujer,
debido a su riqueza de intuición, puede determinar casi por sí sola la
naturaleza espiritual del fruto que lleva dentro! ¡Por eso es ella, en primer plano, la responsable de toda su
descendencia!
Está, además, generosamente
dotada de posibilidades de ilimitada influencia sobre el pueblo entero e
incluso sobre toda la Poscreación. ¡El punto de partida de todo su gran poder
es para ella la casa y el hogar! ¡Sólo en eso reside su fuerza y su potencia
sin límites, mas no en la vida pública! ¡En el hogar y en la familia, ella será
reina por sus facultades! ¡Desde el hogar íntimo y apacible, su penetrante
eficacia se extiende sobre todo el pueblo presente y futuro, interviniendo en
todo!
No existe nada en donde no pueda
necesariamente hacer valer su influencia, siempre que permanezca allí donde las facultades femeninas innatas llegan a florecer
plenamente. Sólo cuando la mujer es verdaderamente femenina, cumple con los designios que el Creador puso en ella.
Entonces es lo que puede y debe ser. Y sólo la verdadera feminidad puede educar
al hombre, sin necesidad de palabras, el cual, sostenido por esa silenciosa
actividad de poder inconcebible, se siente capaz de conquistar los cielos. El
hombre sentirá en sí el impulso natural de proteger la verdadera feminidad,
gustosamente y con satisfacción, sólo con que ella se muestre auténtica.
Pero la mujer de hoy pisotea su
verdadero poder y su alta misión; pasa de largo ciegamente y destruye
criminalmente todo lo sagrado que lleva en ella. Su actividad, que, debiendo
ser constructiva, se ha hecho destructiva, obra en la Poscreación como el peor
de los venenos. ¡Ella arrastra consigo al hombre y a los hijos hacia el abismo!
¡Contemplad a la mujer de hoy!
¡Proyectad sobre ella un rayo de Luz con todo el rigor y la objetividad que
acompañan siempre a la Pureza!
Difícilmente descubriréis en ella
las altas virtudes de la verdadera feminidad, en las que puede desplegarse ese
poder tan puro, propio únicamente de la sutil facultad de la intuición
femenina, a fin de que no sea empleado más que para prodigar bendiciones.
Jamás hombre alguno podrá desarrollar
una facultad tan incisiva. La silenciosa corriente de esta fuerza invisible que
el Creador deja fluir a través del cosmos, es captada, en primer lugar, enteramente por la mujer, dada la sutileza de su
intuición. El hombre la recibe sólo parcialmente y la transforma en actos.
Así como la Fuerza viva del
Creador permanece invisible a todo ser humano mientras que sostiene, nutre,
mueve e impulsa todo el universo, así
también es voluntad que ejerza su influencia toda feminidad verdadera; ¡para eso ha sido creada, ese es su fin tan elevado, puro y
maravilloso!
Es ridículo hablar del “sexo
débil”, pues la mujer es psíquicamente más fuerte que el hombre. No por sí
misma, sino debido a su estrecha unión con la Fuerza creadora, la cual le
confiere una facultad intuitiva más delicada.
Pero eso es precisamente lo que
la mujer intenta hoy disimular, esforzándose en envilecerlo o en reprimirlo por
completo. Con una vanidad y una torpeza sin límites, abandona lo más bello y
precioso que se le ha dado. Así es como ella misma se aparta de la Luz,
quedando cerrado para ella el camino de regreso.
A partir de este hecho, ¡qué han
llegado a ser esos seres creados a imagen de una soberana feminidad! Uno no
puede menos que apartarse de ellos con terror. ¿Dónde se encuentra en la mujer
de hoy el verdadero pudor, que es el más delicado sentimiento intuitivo de la noble feminidad? Está tan terriblemente
desfigurado que ya no queda otro recurso que abandonarlo al ridículo.
Cierto que a la mujer de hoy le
da vergüenza llevar un vestido largo, si la moda impone que sea corto, pero no
se avergüenza en las fiestas de sociedad de llevar al desnudo más de tres
cuartas partes de su cuerpo, exponiéndolo a la mirada de todos. ¡Y no solamente
a las miradas, sino, en el baile, inevitablemente también al tacto! Si la moda
lo exige, no dudará lo más mínimo en ir enseñando aún más, e incluso, como la
experiencia actual enseña, probablemente en ir desnuda del todo.
¡No hay nada exagerado en lo que
se acaba de decir! ¡Suficientemente vergonzoso es lo que se observa!
Desgraciadamente, hay mucho de verdad en el dicho de que “la mujer sólo
comienza a vestirse para ir a
dormir”.
La delicada intuición lleva
implícita el sentido de lo bello. Si evaluamos según este criterio la
delicadeza de la intuición femenina, se obtendrá sin lugar a duda una mala
impresión. En efecto, su forma de vestir suele proclamar frecuentemente y con
suma claridad todo lo contrario: Esas piernas de mujer, tal vez de madre,
enfundadas en finísimas medias, no son reconciliables con la dignidad femenina.
¡Los peinados masculinos y los deportes modernos que practican las mujeres
menoscaban no poco la verdadera feminidad! La coquetería es la consecuencia
inevitable de las vanidosas locuras de la moda, las cuales no dejan nada que desear
en cuanto a peligros para el alma, el cuerpo, y no menos para la simple
felicidad familiar. ¡Cuántas mujeres hay que suelen preferir las lisonjas
vulgares y, a decir verdad, ultrajantes de cualquier ocioso, a la labor fiel de
su esposo!
Se podrían citar infinidad de
hechos y testimonios patentes, como prueba de que la mujer de hoy está perdida
respecto a su verdadera misión en la
Poscreación. ¡Y con ella se perdieron todos los altos valores que le habían
sido confiados, de los cuales tendrá que dar cuenta ahora! ¡Malditos sean esos
seres vacíos! De ningún modo son víctimas de las circunstancias, sino que ellos
mismos las han provocado.
Los grandes discursos sobre el
progreso no cambian en absoluto el hecho de que tanto los fanáticos de tal
progreso como sus fieles adeptos vayan hundiéndose cada vez más profundamente.
Todos ellos han sepultado ya sus verdaderos valores. ¡La mayor parte del mundo
femenino no merece llevar el honroso título de mujer! ¡Y puesto que nunca
podrán tomar forma masculina ni llegar a ser hombres, quedan reducidos en
último término a la calidad de zánganos de la Poscreación, los cuales, según
las inalterables leyes de la naturaleza, tendrán que ser exterminados!
¡De todas las criaturas de la
Poscreación, la mujer es la que más lejos se encuentra del sitio que debiera
ocupar! ¡Por su manera de obrar se ha convertido en la figura más lamentable de
todas las criaturas! Su alma tenía
que corromperse por necesidad, puesto que sacrificó con ligereza su intuición
más noble, su fuerza más pura en aras de una vanidad superficial y ridícula,
burlándose así cínicamente de la misión que le fue designada por su Creador.
Con tal superficialidad queda excluida toda salvación, pues las mujeres
desecharán las advertencias o no serán capaces de comprenderlas y asimilarlas.
¡Es por ello que a partir de esos horrores tiene que surgir
la mujer nueva y verdadera que debe ser mediadora y que proporcionará en la
Poscreación, ya liberada de su veneno y corrupción, la base de una vida nueva y
de una actividad humana de acuerdo con la Voluntad de Dios!
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Esta conferencia fue extractada de:
EN LA LUZ DE LA VERDAD
MENSAJE DEL GRIAL
por Abd-ru-shin
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Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der
Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:
español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio
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