37. LAS REGIONES LUMINOSAS Y EL PARAÍSO
¡LUZ
RESPLANDECIENTE! ¡Pureza deslumbrante! ¡Sublime ligereza!
Todo esto expresa tanto por sí mismo que casi resulta
innecesario entrar en detalles. Cuanto menos cargado esté el cuerpo etéreo, es
decir, la envoltura del espíritu humano en el más allá, de pasiones viles, de
anhelos de cosas y goces materiales, tanto menos le atraerán hacia sí, tanto
menos pesado será ese cuerpo etéreo formado en correspondencia con su voluntad,
y tanto más rápidamente se elevará, por su ligereza, hacia regiones más
luminosas, hacia las regiones que se correspondan con la poca densidad de dicho
cuerpo etéreo.
Cuanto menos denso sea,
es decir, cuanto más libre y sutil, por efecto de su liberación de las
viles apetencias, tanto más claro y luminoso aparecerá ese cuerpo etéreo, puesto que el núcleo de la sustancialidad
espiritual en el alma humana, el cual es radiante por propia naturaleza, irá
transparentando más y más al cuerpo etéreo a medida que éste vaya haciéndose
menos denso; mientras que, en las regiones más bajas, ese núcleo radiante por
sí mismo permanecerá oculto y eclipsado por la gran densidad y pesadez del
cuerpo etéreo.
También en las regiones luminosas, cada alma humana se
encontrará, según la constitución de su cuerpo etéreo, con especies afines, es
decir, con seres de su misma naturaleza. Comoquiera que sólo lo verdaderamente
noble, lo que está poseído de buena voluntad, es capaz de tender hacia arriba
libre de ruines apetencias, las especies afines que ese alma encontrará serán
exclusivamente especies nobles. Resulta también fácilmente comprensible que el
morador de tales regiones no sufrirá tormento alguno, sino que gozará solamente
de las bendiciones que emanen de su propia nobleza análoga al ambiente en que
vive. Se sentirá feliz, y su forma de ser despertará en los demás una alegría
que él mismo compartirá. Podrá decir que camina por el país de los
bienaventurados, de los que se sienten felices.
Estimulado por ello, la alegría experimentada junto a lo
puro y elevado irá intensificándose progresivamente y le elevará más y más. Su
cuerpo etéreo, impregnado de ese sentimiento, se hará más sutil y menos denso
cada vez, de tal suerte que el resplandor del núcleo sustancial-espiritual irá
surgiendo de su interior más radiante cada vez, y, finalmente, las últimas
partículas de ese cuerpo etéreo se consumirán en forma de llama, con lo que ese
espíritu humano perfecto, consciente, personal y de naturaleza absolutamente
sustancial-espiritual, podrá rebasar los límites de la sustancialidad
espiritual. Sólo entonces, entrará en el
eterno reino de Dios Padre, en el Paraíso imperecedero.
Tan imposible como reproducir en un cuadro los tormentos de
la vida real en las regiones tenebrosas, resulta, para un pintor, pretender
expresar plásticamente el maravilloso encanto de la vida en las regiones luminosas,
aun tratándose de aquellas que todavía pertenecen a la imperecedera
materialidad etérea, y a pesar de no haberse franqueado aún los límites del
eterno reino de Dios Padre.
Toda descripción y toda tentativa de reproducir
pictóricamente esa vida, significaría ineludiblemente una depreciación de la
misma, lo cual, lejos de ser beneficioso, no serviría más que de perjuicio para
las almas humanas.
* * *
Esta conferencia fue extractada de:
EN LA LUZ DE LA VERDAD
MENSAJE DEL GRIAL
por Abd-ru-shin
* * *
Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der
Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:
español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio
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