sábado, 14 de enero de 2023

50. CUADRO SINÓPTICO DE LA CREACIÓN

50. CUADRO SINÓPTICO DE   LA CREACIÓN

ALGUNOS LECTORES no se han hecho, todavía, clara idea de las gradaciones existentes entre las criaturas originarias, los espíritus creados y los espíritus evolucionados. En estas cosas, muchos conceptos están, aún, muy confusos. Y sin embargo, todo es extremadamente sencillo.

Tal confusión se debe solamente al hecho de que el ser humano mezcla las expresiones y no considera suficientemente los rigurosos límites establecidos.

Por eso, lo mejor es que el hombre se represente la creación que se le ha explicado hasta ahora, según las gradaciones siguientes:


1.     La parte espiritual originaria

2.     La parte espiritual

3.     La parte material

 

También puede decirse:

 

     1.     La creación originaria

     2.     La creación

     3.     La poscreación


Se deduce de ahí por sí mismo, que en la creación originaria se encuentran las criaturas originarias; en la creación, los espíritus creados; y en la poscreación, los espíritus evolucionados.

En sí considerado, tales denominaciones no son falsas si sólo se quiere hablar de la creación a grandes rasgos. Pero si se quiere entrar en detalles, la distinción tiene que ser más precisa y más amplia, aun cuando no se cambie nada respecto a las designaciones fundamentales.

Al dar explicaciones más detalladas, aparecerán numerosos grados intermedios, que no pueden ser evitados si se quiere obtener una idea de conjunto desprovista de lagunas.

Hoy, voy a prescindir de hablar de la parte sustancial, ya que, de todas formas, la sustancialidad está presente en todas las partes de la creación, si bien existe, entre la parte espiritual y la parte material, otra gran capa sustancial de especial naturaleza, que, no obstante, no debe ser considerada, en sí, como una parte de la creación; pues, en su actividad, esa capa tiene como fin primordial infundir movimiento en las materialidades, calentarlas y darles forma, por lo que no constituye una parte aislada de la creación.

Esa capa sustancial no debe ser considerada como una parte de la creación, pero sí como una especie de la misma, una especie que pertenece a la parte material de la creación como elemento motor y formador.

Hablo intencionadamente de los elementos fundamentales de la creación que os he explicado hasta ahora, porque todavía falta mucho para agotar ese tema, y, con el tiempo, tendré que ocuparme más detenidamente de lo dicho hasta el presente, como ya he venido haciendo poco a poco. A tal respecto, se hace necesario intercalar nuevas clasificaciones entre lo explicado con anterioridad, a fin de ampliar vuestro horizonte. Decir todo de una vez, resultaría demasiado para el espíritu humano.

También en esta forma por mí elaborada, es preciso que el espíritu humano emplee todas sus fuerzas para obtener un cierto conocimiento sobre el particular.

No hablemos hoy, pues, de la creación originaria, ni de la creación, ni de la poscreación, sino simplemente de la parte espiritual originaria, de la parte espiritual y de la parte material. De ese modo, no será tan fácil causar confusión en el ser humano.

Sin embargo, yo mismo debía de mencionar todas las posibles designaciones sobre el particular, a fin de que pudieran ser empleadas cuando se tratase de establecer la rigurosa distinción entre las distintas gradaciones.

Poco a poco, irán incorporándose al saber humano de manera más clara y más definida cada vez, de suerte que, a pesar de su diversidad, ya no puedan dar lugar a ninguna confusión más.

Así pues, la primera y la más poderosa parte de la creación es la espiritual originaria. Se compone de dos divisiones fundamentales: la parte superior, la más elevada del reino de la espiritualidad originaria, sirve de morada a las criaturas originarias propiamente dichas, que surgieron inmediatamente de las irradiaciones de Parsifal en estado de completa madurez y no tuvieron necesidad de ninguna evolución ulterior. Esa división se extiende hasta Vasitha, cuya acción se ejerce, en los límites de esa esfera, hacia los planos inferiores.

La segunda subdivisión alberga a los espíritus evolucionados. De ahí que se encuentren en ella, por primera vez, niños, que no tienen cabida en la parte superior, ya que sólo puede haber niños donde tiene lugar una evolución.

Pero ambas divisiones tienen en común el elemento espiritual originario. Sin embargo, únicamente la división superior puede ser llamada creación originaria en el verdadero sentido de la palabra. Por lo mismo, los seres espirituales originarios, que se encuentran en ella son los únicos susceptibles de ser considerados como criaturas originarias.

Con eso, amplío un poco vuestros conocimientos de la creación, para ofrecer una mejor comprensión al espíritu humano de la poscreación.

Por tanto, no podemos hablar, en realidad, de una creación originaria

* Conferencia III–60: “Las esferas espirituales originarias V”

que se extiende hasta Patmos, tal como hemos hecho hasta el presente por razones de sencillez más grande, sino que, para expresarlo más exactamente, debemos de hablar, ya, de una creación originaria superior, plenamente madura desde su origen, y de una creación espiritual originaria que se formó a continuación de la primera, si bien ambas divisiones constituyen conjuntamente el reino de la espiritualidad originaria o creación espiritual originaria.

Por consiguiente, la espiritualidad originaria o el reino de la espiritualidad originaria es la gran designación común de la parte superior de la creación en su calidad de especie de la misma; mientras que la denominación: creación originaria, se aplica solamente, en su sentido más riguroso, a la parte más elevada de dicha creación.

Así pues, si queremos seguir profundizando en el conocimiento de la creación, no debemos confundir en uno los conceptos de espiritualidad originaria y creación originaria, tal como hemos venido haciendo hasta ahora.

Cierto que la creación originaria es espiritual originaria, pero en la espiritualidad originaria también existe un mundo de la evolución situado en medio de la creación originaria propiamente dicha, junto con la cual forma el reino de la espiritualidad originaria; es decir, el reino donde residen las criaturas originarias espirituales, que, en calidad de seres más poderosos y fuertes que ninguno otro, pudieron formarse inmediatamente en estado de completa madurez, seguidas de los seres espirituales originarios evolucionados, que hubieron de empezar su existencia como niños.

La primera división — la creación originaria — comprende tres grados o planos fundamentales; la segunda división: el reino espiritual originario, comprende cuatro. Es decir, en total son siete divisiones fundamentales que, a su vez, constan de numerosas subdivisiones.

A ese reino de la espiritualidad originaria, que tan numerosas subdivisiones comprende, sigue el gran reino espiritual.

Lo espiritual no es que sea una especie más débil de la espiritualidad  originaria, sino que constituye una especie extraña a ésta, que, no obstante, es más débil y, por tanto, necesita de un mayor alejamiento de la Luz originaria para poder formarse y llegar a ser consciente en parte.

Por eso, continúa descendiendo para poder formar un reino más alejado de la Luz. Sin embargo, no participa de la espiritualidad originaria, sino que lleva una existencia propia.

Todo es sencillo y evidente, y, no obstante, cuán difícil de expresar para iniciar a los espíritus humanos en un saber que se sitúa por encima de su origen.

Y sin embargo, os es preciso comprender, ahora, las relaciones de todos los acontecimientos, a fin de no bambolearon como ignorantes adherencias del circuito de la creación, cual si fuerais disonantes cascabeles de un trompo, por no conseguir adaptaros al movimiento cual niños confiados.

No queréis cumplir la palabra: “¡Sed como niños!”, por lo que, para vuestra salvación, no queda más que un camino como último recurso: el conocimiento de la creación.

Es preciso, por lo menos, que tengáis suficientes conocimientos de la creación para poder ser capaces de adaptaros a las vibraciones conformes a las leyes, esas vibraciones que os arrastran consigo elevándoos, u os lanzan lejos de sí destruyéndoos, como si fueseis tamo en descomposición.

Actualmente, la vibración está intensificada con vistas a la gran depuración, y está sostenida por la omnipotencia de Dios. Por eso, obliga irresistiblemente a toda criatura, a vibrar armoniosamente con el conjunto o a perecer en medio de los atroces dolores de la desesperación más exorbitante, nacida a consecuencia de la pertinaz obstinación del ser humano, y derivada del desolador desconsuelo que trae consigo el hecho de constatar finalmente que un camino es falso y que ya no hay esperanza ninguna de volverse atrás. Por esa razón, procurad adquirir el conocimiento de la Verdad: él os ofrece seguro apoyo y os conduce a la meta sin rodeos.

Que mi Mensaje también os ofrece la Palabra de la Verdad, es un hecho que podéis comprobar inmediatamente si miráis a vuestro alrededor con ojo avizor; pues tanto la existencia terrenal que habéis llevado hasta ahora, como las nuevas experiencias de cada instante, se os mostrarán con toda claridad, en lo externo como en lo interno, en cuanto lo iluminéis y lo consideréis bajo el punto de vista de mi Mensaje.

Ni una sola cuestión quedará sin resolver entonces; una gran comprensión se abrirá en vosotros por la acción — misteriosa hasta ahora de las férreas leyes de la creación, esas leyes que os conducen mediante los efectos de vuestra voluntad. Y como colofón de vuestro esfuerzo, sobrevendrá el maravilloso presentimiento de una Sabiduría, de una Omnipotencia, de un Amor y de una Justicia que sólo pueden darse en Dios, con lo que habréis descubierto Su existencia.

Pero volvamos a ocuparnos de la creación.

Según lo dicho, al reino de la espiritualidad originaria sigue el reino espiritual… considerando lo espiritual como una especie diferente, y no como un residuo más débil de la espiritualidad originaria.

En el reino espiritual también sucede que, a una cierta distancia de la Luz, al ser rebasados los límites requeridos para la formación de lo espiritual, surgen inmediatamente, sin una transición evolutiva, espíritus plenamente maduros, llamados espíritus creados, para diferenciarlos de las criaturas originarias propias de la espiritualidad originaria.

Los espíritus creados son, pues, los más fuertes y poderosos de la espiritualidad, lo mismo que las criaturas originarias lo son en el plano de la espiritualidad originaria, que pudo formarse con anterioridad.

Y en el reino espiritual, igual que en la espiritualidad originaria, también hay una segunda división que tiene necesidad de evolución y en la cual se encuentran, asimismo, niños al lado de seres madurados por la evolución. El conjunto de ambas subdivisiones constituye la parte espiritual de la creación.

A esa parte espiritual se adhiere seguidamente un inmenso círculo de naturaleza sustancial muy particular. Ese círculo rodea al universo material, influye en él, lo penetra, le infunde movimiento y, como consecuencia, le da calor y forma.

A su vez, la parte material de la creación consta de dos subdivisiones. La primera — la materialidad etérea — se forma inmediatamente por la acción de las sustancialidades, ya que es fácilmente permeable. La segunda parte — la materialidad física — ha de someterse, con ayuda de las sustancialidades, a un proceso evolutivo, a consecuencia de su mayor densidad. Naturalmente, estas dos subdivisiones fundamentales se subdividen, a su vez, en numerosas partes secundarias.

Cada subdivisión de las especies de la creación se disgrega en numerosos planos, cada uno de los cuales es, asimismo, tan multiforme, que parece constituir él solo un mundo aparte.

Pero no voy a explicaros más que aquello que cae dentro de los límites de vuestro espíritu humano, lo cual es, ya, tan inmenso, que vuestro espíritu ha de agitarse muy especialmente, continuamente y sin interrupción, para poder comprender debidamente, en la Tierra, tan sólo una parte de ello. Pero esa parte os llevará tan lejos, que no será fácil perderos.

Sólo con el verdadero saber podréis desembarazaron penosamente del pantano de la presunción intelectual; pues, ahora, ya no podéis ser niños en espíritu. Para abandonaros sin reservas, sin preocupaciones y con confianza infantil, a la influencia de un eminente guía, os falta todo hoy día; pues la actividad desmesurada y mal dirigida de vuestro intelecto terrenal no lo tolera.

No os queda, por tanto, más que un camino de salvación: el camino del verdadero saber, que, de la fe, lleva al convencimiento.

Y para que os sea posible seguirlo, os ofrezco mi ayuda con el Mensaje que os he dado. Pero esforzaos en acoger ese saber en vosotros y en mantenerlo vivo, de modo que nunca más podáis perderlo, sino que os acompañe a lo largo de vuestros caminos.

Entonces, se confirmarán las palabras que, desde tiempos remotos, se han mantenido vivas en el proverbio:

“Cuanto más capaz sea el hombre de profundizar en el verdadero saber, tanto más evidente le resultará el hecho de que, en realidad… no sabe nada”.

Dicho con otras palabras:

“El verdadero iniciado se siente insignificante ante esa grandeza cuyas huellas descubre en el curso de su iniciación. Es decir: se vuelve humilde, desaparece en él la arrogancia que aprisiona al espíritu humano, queda libre y se encumbra”.

Procurad pues, grabar en vosotros lo que ya he dicho en mis conferencias, de lo cual, al parecer, no os habéis hecho una clara idea — por lo menos no todos; pues después de las criaturas originarias del reino de la espiritualidad originaria no vienen los espíritus creados, formando la gradación siguiente, sino que primero están los espíritus evolucionados de la espiritualidad originaria, que están situados en la parte inferior de ésta constituyendo un importante grado intermedio.

Inmediatamente después, se hallan, en la parte más alta del reino espiritual, los espíritus creados, que no son seres espirituales originarios, sino simplemente espirituales, constituyendo una especie muy determinada a la que se agregan, a su vez, espíritus evolucionados.

Ahora bien, esas regiones están, todavía, lejos, muy lejos de las materialidades ante las que vibra el círculo de fuerzas sustanciales de especial naturaleza, del cual hablaré, más tarde, con detalle, ya que esas fuerzas actúan en estrecha relación con vosotros, y sin su ayuda no podríais permanecer en la creación de ningún modo.

Sin esas ayudas, vuestra evolución también sería imposible. Quedaríais reducidos a la condición de gérmenes espirituales ansiosos de alcanzar la consciencia por la gracia de Dios, único y todopoderoso.

Pero vosotros agradecéis esa necesaria acción — siempre pronta a ayudaros — del círculo sustancial que rodea a las materialidades, afirmando desdeñosamente que ha de caer obligadamente dentro del dominio de los cuentos y leyendas; pues habéis obstruido la facultad de verla y oírla.

Cuán a menudo os habéis sonreído burlonamente cuando se os ha hablado de ello, sin daros cuenta del ridículo que vosotros mismos hacíais y de la repugnancia que habíais de causar a quienes pueden proporcionaros la ayuda que tan urgentemente necesitáis.

Mucho tenéis que reparar y recuperar a tal efecto, para poder restaurar los peldaños de la escalera de la ascensión del espíritu, esos peldaños que con tanta insensatez y presunción habéis roto. Pero sin ellos no podéis progresar. El “pie” del espíritu necesita un punto de apoyo y no puede saltar más de un escalón.

En estas rápidas explicaciones, no he mencionado en absoluto la esfera de la inmediata irradiación de Dios, que hemos llamado esfera divina, cuya inmensidad supera en mucho a todos los círculos de la creación juntos. Probablemente, no volveré a tratar de ello nunca más, ya que el hombre está muy alejado de esa esfera y siempre ha de mantenerse a esa distancia. Las descripciones que yo he dado hasta el presente sobre ese particular, le eran necesarias solamente para que, una vez al menos, pudiera forjarse una idea coherente del conjunto, partiendo del Origen de toda existencia y bajando paulatinamente.

¡Aprended, oh hombres! ¡Tiempo es de hacerlo!

* * *



EN LA LUZ DE LA VERDAD

MENSAJE DEL GRIAL

por Abd-ru-shin

* * *

Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der

Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:

español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio

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