50. CUADRO SINÓPTICO DE LA CREACIÓN
ALGUNOS LECTORES no se han hecho, todavía, clara idea de
las gradaciones existentes entre las criaturas originarias, los espíritus
creados y los espíritus evolucionados. En estas cosas, muchos conceptos están,
aún, muy confusos. Y sin embargo, todo es extremadamente sencillo.
Tal confusión se debe solamente al hecho de que el ser
humano mezcla las expresiones y no considera suficientemente los rigurosos
límites establecidos.
Por eso, lo mejor es que el hombre se represente la
creación que se le ha explicado hasta
ahora, según las gradaciones siguientes:
1.
La parte espiritual originaria
2.
La parte espiritual
3. La
parte material
También
puede decirse:
1. La creación originaria
2. La creación
3. La poscreación
Se deduce de ahí por sí mismo, que en la creación
originaria se encuentran las criaturas originarias; en la creación, los
espíritus creados; y en la poscreación, los espíritus evolucionados.
En sí considerado, tales denominaciones no son falsas si
sólo se quiere hablar de la creación a grandes rasgos. Pero si se quiere entrar
en detalles, la distinción tiene que ser más precisa y más amplia, aun cuando
no se cambie nada respecto a las designaciones fundamentales.
Al dar explicaciones más detalladas, aparecerán numerosos
grados intermedios, que no pueden ser evitados si se quiere obtener una idea de
conjunto desprovista de lagunas.
Hoy, voy a prescindir de hablar de la parte sustancial, ya
que, de todas formas, la sustancialidad está presente en todas las partes de la
creación, si bien existe, entre la parte espiritual y la parte material, otra
gran capa sustancial de especial naturaleza, que, no obstante,
no debe ser considerada, en sí, como una parte de la creación; pues, en su
actividad, esa capa tiene como fin primordial infundir movimiento en las
materialidades, calentarlas y darles forma, por lo que no constituye una parte
aislada de la creación.
Esa capa sustancial no debe ser considerada como una parte de la creación, pero sí como una especie de la misma, una especie que
pertenece a la parte material de la creación como elemento motor y formador.
Hablo intencionadamente de los elementos fundamentales de
la creación que os he explicado hasta
ahora, porque todavía falta mucho para agotar ese tema, y, con el tiempo,
tendré que ocuparme más detenidamente de lo dicho hasta el presente, como ya he
venido haciendo poco a poco. A tal respecto, se hace necesario intercalar
nuevas clasificaciones entre lo explicado con anterioridad, a fin de ampliar
vuestro horizonte. Decir todo de una vez, resultaría demasiado para el espíritu
humano.
También en esta forma por mí elaborada, es preciso que el
espíritu humano emplee todas sus fuerzas para obtener un cierto conocimiento
sobre el particular.
No hablemos hoy, pues, de la creación originaria, ni de la
creación, ni de la poscreación, sino simplemente de la parte espiritual
originaria, de la parte espiritual y de la parte material. De ese modo, no será
tan fácil causar confusión en el ser humano.
Sin embargo, yo mismo debía
de mencionar todas las posibles
designaciones sobre el particular, a fin de que pudieran ser empleadas cuando
se tratase de establecer la rigurosa distinción entre las distintas
gradaciones.
Poco a poco, irán incorporándose al saber humano de manera
más clara y más definida cada vez, de suerte que, a pesar de su diversidad, ya
no puedan dar lugar a ninguna confusión más.
Así pues, la primera y la más poderosa parte de la creación
es la espiritual originaria. Se
compone de dos divisiones
fundamentales: la parte superior, la más elevada del reino de la espiritualidad
originaria, sirve de morada a las criaturas originarias
propiamente dichas, que surgieron inmediatamente de las irradiaciones de
Parsifal en estado de completa madurez y
no tuvieron necesidad de ninguna evolución ulterior. Esa división se extiende
hasta Vasitha, cuya acción se ejerce, en los límites de esa esfera, hacia los
planos inferiores.
La segunda subdivisión alberga a los espíritus
evolucionados. De ahí que se encuentren en ella, por primera vez, niños, que no
tienen cabida en la parte superior, ya que sólo puede haber niños donde tiene
lugar una evolución.
Pero ambas divisiones tienen en común el elemento espiritual originario. Sin embargo,
únicamente la división superior puede
ser llamada creación originaria en el
verdadero sentido de la palabra. Por lo mismo, los seres espirituales
originarios, que se encuentran en ella son los únicos susceptibles de ser
considerados como criaturas originarias.
Con eso, amplío un poco vuestros conocimientos de la
creación, para ofrecer una mejor comprensión al espíritu humano de la
poscreación.
Por tanto, no podemos hablar, en realidad, de una creación
originaria
* Conferencia
III–60: “Las esferas espirituales originarias V”
que se extiende hasta Patmos, tal como hemos hecho hasta el
presente por razones de sencillez más grande, sino que, para expresarlo más
exactamente, debemos de hablar, ya, de una creación
originaria superior, plenamente madura desde su origen, y de una creación
espiritual originaria que se formó a continuación de la primera, si bien ambas
divisiones constituyen conjuntamente el reino
de la espiritualidad originaria o creación espiritual originaria.
Por consiguiente, la espiritualidad originaria o el reino de la espiritualidad originaria es
la gran designación común de la parte superior de la creación en su calidad de especie de la misma; mientras que la
denominación: creación originaria, se aplica solamente, en su sentido más
riguroso, a la parte más elevada de dicha creación.
Así pues, si queremos seguir profundizando en el
conocimiento de la creación, no debemos confundir en uno los conceptos de espiritualidad originaria y creación
originaria, tal como hemos venido haciendo hasta ahora.
Cierto que la creación originaria es espiritual originaria,
pero en la espiritualidad originaria también existe un mundo de la evolución
situado en medio de la creación originaria propiamente dicha, junto con la cual
forma el reino de la espiritualidad originaria; es decir, el reino donde
residen las criaturas originarias espirituales, que, en calidad de seres más
poderosos y fuertes que ninguno otro, pudieron formarse inmediatamente en
estado de completa madurez, seguidas de los seres espirituales originarios evolucionados,
que hubieron de empezar su existencia como niños.
La primera división — la creación originaria — comprende
tres grados o planos fundamentales; la segunda división: el reino espiritual
originario, comprende cuatro. Es decir, en total son siete divisiones fundamentales que, a su vez, constan de numerosas
subdivisiones.
A ese reino de la espiritualidad originaria, que tan
numerosas subdivisiones comprende, sigue el gran reino espiritual.
Lo espiritual no es que sea una especie más débil de la espiritualidad
originaria, sino que constituye una
especie extraña a ésta, que, no
obstante, es más débil y, por tanto, necesita de un mayor alejamiento de la Luz
originaria para poder formarse y llegar a ser consciente en parte.
Por eso, continúa descendiendo para poder formar un reino
más alejado de la Luz. Sin embargo, no participa de la espiritualidad
originaria, sino que lleva una existencia propia.
Todo es sencillo y evidente, y, no obstante, cuán difícil
de expresar para iniciar a los espíritus humanos en un saber que se sitúa por
encima de su origen.
Y sin embargo, os es preciso comprender, ahora, las
relaciones de todos los acontecimientos, a fin de no bambolearon como
ignorantes adherencias del circuito de la creación, cual si fuerais disonantes
cascabeles de un trompo, por no conseguir adaptaros al movimiento cual niños
confiados.
No queréis cumplir la palabra: “¡Sed como niños!”, por lo
que, para vuestra salvación, no queda más que un camino como último recurso: el
conocimiento de la creación.
Es preciso, por lo menos, que tengáis suficientes
conocimientos de la creación para poder ser capaces de adaptaros a las
vibraciones conformes a las leyes, esas vibraciones que os arrastran consigo
elevándoos, u os lanzan lejos de sí destruyéndoos, como si fueseis tamo en
descomposición.
Actualmente, la vibración está intensificada con vistas a
la gran depuración, y está sostenida por la omnipotencia de Dios. Por eso,
obliga irresistiblemente a toda criatura, a vibrar armoniosamente con el
conjunto o a perecer en medio de los atroces dolores de la desesperación más
exorbitante, nacida a consecuencia de la pertinaz obstinación del ser humano, y
derivada del desolador desconsuelo que trae consigo el hecho de constatar
finalmente que un camino es falso y que ya no hay esperanza ninguna de volverse
atrás. Por esa razón, procurad adquirir el conocimiento de la Verdad: él os
ofrece seguro apoyo y os conduce a la meta sin rodeos.
Que mi Mensaje también os ofrece la Palabra de la Verdad,
es un hecho que podéis comprobar inmediatamente si miráis a vuestro alrededor
con ojo avizor; pues tanto la existencia terrenal que habéis llevado hasta
ahora, como las nuevas experiencias de cada instante, se os mostrarán con toda
claridad, en lo externo como en lo interno, en cuanto lo iluminéis y lo
consideréis bajo el punto de vista de mi Mensaje.
Ni una sola cuestión quedará sin resolver entonces; una
gran comprensión se abrirá en vosotros por la acción — misteriosa hasta ahora
de las férreas leyes de la creación, esas leyes que os conducen mediante los
efectos de vuestra voluntad. Y como colofón de vuestro esfuerzo, sobrevendrá el
maravilloso presentimiento de una Sabiduría, de una Omnipotencia, de un Amor y
de una Justicia que sólo pueden darse en
Dios, con lo que habréis descubierto Su existencia.
Pero volvamos a ocuparnos de la creación.
Según lo dicho, al reino de la espiritualidad originaria
sigue el reino espiritual…
considerando lo espiritual como una especie diferente,
y no como un residuo más débil de la espiritualidad originaria.
En el reino espiritual también sucede que, a una cierta
distancia de la Luz, al ser rebasados los límites requeridos para la formación
de lo espiritual, surgen inmediatamente, sin una transición evolutiva,
espíritus plenamente maduros, llamados espíritus creados, para diferenciarlos de las criaturas originarias propias
de la espiritualidad originaria.
Los espíritus creados son, pues, los más fuertes y
poderosos de la espiritualidad, lo mismo que las criaturas originarias lo son
en el plano de la espiritualidad originaria, que pudo formarse con
anterioridad.
Y en el reino espiritual, igual que en la espiritualidad
originaria, también hay una segunda división que tiene necesidad de evolución y
en la cual se encuentran, asimismo, niños al lado de seres madurados por la
evolución. El conjunto de ambas subdivisiones constituye la parte espiritual de
la creación.
A esa parte espiritual se adhiere seguidamente un inmenso
círculo de naturaleza sustancial muy particular. Ese círculo rodea al universo
material, influye en él, lo penetra, le infunde movimiento y, como
consecuencia, le da calor y forma.
A su vez, la parte material de la creación consta de dos
subdivisiones. La primera — la materialidad etérea — se forma inmediatamente
por la acción de las sustancialidades, ya que es fácilmente permeable. La
segunda parte — la materialidad física — ha de someterse, con ayuda de las
sustancialidades, a un proceso evolutivo, a consecuencia de su mayor densidad.
Naturalmente, estas dos subdivisiones fundamentales se subdividen, a su vez, en
numerosas partes secundarias.
Cada subdivisión de las especies de la creación se disgrega
en numerosos planos, cada uno de los cuales es, asimismo, tan multiforme, que
parece constituir él solo un mundo aparte.
Pero no voy a explicaros más que aquello que cae dentro de los límites de vuestro espíritu humano,
lo cual es, ya, tan inmenso, que vuestro espíritu ha de agitarse muy
especialmente, continuamente y sin interrupción, para poder comprender
debidamente, en la Tierra, tan sólo una parte
de ello. Pero esa parte os llevará tan lejos, que no será fácil perderos.
Sólo con el verdadero saber
podréis desembarazaron penosamente del pantano de la presunción
intelectual; pues, ahora, ya no podéis ser niños
en espíritu. Para abandonaros sin reservas, sin preocupaciones y con confianza
infantil, a la influencia de un eminente guía, os falta todo hoy día; pues la
actividad desmesurada y mal dirigida de vuestro intelecto terrenal no lo
tolera.
No os queda, por tanto, más que un camino de salvación: el
camino del verdadero saber, que, de la fe, lleva al convencimiento.
Y para que os sea posible seguirlo, os ofrezco mi ayuda con
el Mensaje que os he dado. Pero esforzaos en acoger ese saber en vosotros y en
mantenerlo vivo, de modo que nunca más podáis perderlo, sino que os acompañe a
lo largo de vuestros caminos.
Entonces, se confirmarán las palabras que, desde tiempos
remotos, se han mantenido vivas en el proverbio:
“Cuanto más capaz sea el hombre de profundizar en el
verdadero saber, tanto más evidente le resultará el hecho de que, en realidad…
no sabe nada”.
Dicho con otras palabras:
“El verdadero iniciado se siente insignificante ante esa
grandeza cuyas huellas descubre en el curso de su iniciación. Es decir: se
vuelve humilde, desaparece en él la arrogancia que aprisiona al espíritu
humano, queda libre y se encumbra”.
Procurad pues, grabar en vosotros lo que ya he dicho en mis
conferencias, de lo cual, al parecer, no os habéis hecho una clara idea — por
lo menos no todos; pues después de las criaturas originarias del reino de la
espiritualidad originaria no vienen los espíritus creados, formando la
gradación siguiente, sino que primero están los espíritus evolucionados de la
espiritualidad originaria, que están situados en la parte inferior de ésta
constituyendo un importante grado intermedio.
Inmediatamente después, se hallan, en la parte más alta del
reino espiritual, los espíritus creados, que no son seres espirituales
originarios, sino simplemente espirituales, constituyendo una especie muy
determinada a la que se agregan, a su vez, espíritus evolucionados.
Ahora bien, esas regiones están, todavía, lejos, muy lejos
de las materialidades ante las que vibra el círculo de fuerzas sustanciales de
especial naturaleza, del cual hablaré, más tarde, con detalle, ya que esas
fuerzas actúan en estrecha relación con vosotros, y sin su ayuda no podríais
permanecer en la creación de ningún modo.
Sin esas ayudas, vuestra evolución también sería imposible.
Quedaríais reducidos a la condición de gérmenes espirituales ansiosos de
alcanzar la consciencia por la gracia de Dios, único y todopoderoso.
Pero vosotros agradecéis esa necesaria acción — siempre
pronta a ayudaros — del círculo sustancial que rodea a las materialidades,
afirmando desdeñosamente que ha de caer obligadamente dentro del dominio de los
cuentos y leyendas; pues habéis obstruido la facultad de verla y oírla.
Cuán a menudo os habéis sonreído burlonamente cuando se os
ha hablado de ello, sin daros cuenta del ridículo que vosotros mismos hacíais y de la repugnancia que habíais de causar a
quienes pueden proporcionaros la ayuda que tan urgentemente necesitáis.
Mucho tenéis que reparar y recuperar a tal efecto, para
poder restaurar los peldaños de la escalera de la ascensión del espíritu, esos
peldaños que con tanta insensatez y presunción habéis roto. Pero sin ellos no
podéis progresar. El “pie” del espíritu necesita
un punto de apoyo y no puede saltar más de un escalón.
En estas rápidas explicaciones, no he mencionado en
absoluto la esfera de la inmediata irradiación de Dios, que hemos llamado
esfera divina, cuya inmensidad supera en mucho a todos los círculos de la
creación juntos. Probablemente, no volveré a tratar de ello nunca más, ya que
el hombre está muy alejado de esa esfera y siempre ha de mantenerse a esa
distancia. Las descripciones que yo he dado hasta el presente sobre ese
particular, le eran necesarias solamente para que, una vez al menos, pudiera
forjarse una idea coherente del conjunto, partiendo del Origen de toda
existencia y bajando paulatinamente.
¡Aprended, oh hombres! ¡Tiempo es de hacerlo!
* * *
EN LA LUZ DE LA VERDAD
MENSAJE DEL GRIAL
por Abd-ru-shin
* * *
Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der
Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:
español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario