62. LAS ESFERAS ESPIRITUALES ORIGINARIAS VII
LA ÚLTIMA VEZ hablé de la Isla de las
Rosas, de la Isla de las Azucenas y de la Isla de los Cisnes.
Esos puntos de apoyo son como
tres piedras preciosas engarzadas en un anillo de oro, si comparamos toda la
esfera de la cuarta grada con un anillo de oro o una cadena de oro donde están
magníficamente engastadas las tres piedras preciosas.
Como es natural, en esa grada
existe, también, otra forma de vida, lo mismo que en todos los demás planos;
pero, por el momento, empezaré por mencionar los puntos de apoyo más resplandecientes, cuya acción es de
efectos tajantes y hasta decisivos para los espíritus humanos.
Otro tanto acontece en el plano
siguiente, el quinto de la creación originaria. Si los planos precedentes eran,
para todo el resto, fundamentales puntos
de partida de todas las fuerzas de irradiación, ese quinto plano es el país
o la esfera de las elaboraciones, de
la preparación de cuantas ayudas
necesita todo cuanto se encuentra por
debajo de la creación originaria. En ese quinto plano actúan los elementos
dirigentes y poderosos que preparan todos los socorros previstos para el género humano.
Me comprenderéis del mejor modo
si os doy el nombre de uno de ellos: Is-ma-el.
Ahí vive, y de ahí parte su
actividad. Is-ma-el, que, en otros tiempos, fue el preceptor de Abd-ru-shin en
la Tierra, por el cual se encarnó en la Tierra, también anunció a Jesús en la persona
de Juan Bautista, y es el que debía de preparar los siete universos cósmicos
para la venida de Parsifal.
En esa esfera, es el más eminente. Numerosos auxiliares le
rodean, y él es quien recibe los
mensajes de la Luz para la importante e inmensa acción que él ha cumplido
siempre con toda fidelidad. Él fue,
también, quien dio a los hombres la gran revelación de los acontecimientos
actuales, conocidos comúnmente bajo el nombre de “Apocalipsis de San Juan”.
Ese quinto plano, rebosante de la
inmensa actividad preparatoria de todas las decisivas intervenciones de la Luz
en las creaciones, está lleno de ardiente vida.
El plano siguiente — el sexto —
también constituye, para los humanos, un punto que destaca especialmente por su
luminosidad: el palacio blanco.
No se ha de pensar en el palacio
blanco según los conceptos terrenales. Se le ha designado así porque es la residencia de los dos receptáculos puros. Fielmente
custodiados, se encuentran en él los dos receptáculos femeninos de
espiritualidad originaria destinados a los cumplimientos más sagrados de la Luz
en la Tierra.
Son los dos receptáculos de
naturaleza espiritual originaria destinados a las madres terrenales de Jesús y
de Abd-ru-shin.
Sin embargo, ambos receptáculos
espirituales originarios necesitaron, a su vez, una envoltura espiritual, sin la cual no habrían
podido cumplir su misión en la Tierra. Esa
parte espiritual fue la madre
terrenal en un momento dado.
Así pues, cada una de esas
envolturas espirituales constituyó un ser humano de por sí, esto es, una mujer
terrenal consciente de sí misma, a la que habría de unirse, llegado el caso, la
mujer de espiritualidad originaria elegida
para el nacimiento terrenal de la Luz divina.
Tal encarnación de la Luz en la
Tierra exige los mayores y más minuciosos preparativos desde lo alto, y puede
ser que, después de siglos de continuos esfuerzos a tal efecto, un
insignificante espíritu humano terrenal haga necesario introducir
modificaciones en el último momento, a causa de sus flaquezas.
Cuando hablo de un receptáculo o
envoltura de espiritualidad originaria, y de otro receptáculo de naturaleza
espiritual, me refiero, pues, en cada caso, a un ser femenino distinto de por sí. Los dos receptáculos de naturaleza
espiritual originaria son dos mujeres elegidas a tal efecto en la creación originaria. Conscientes
de su misión y bajo la dirección de un guía eminente designado especialmente
para ello, pudieron desarrollarse convenientemente en la espiritualidad originaria
y permanecer siempre en el palacio blanco, bajo la custodia más fiel.
Los receptáculos o envolturas espirituales son esas mujeres terrenales
que pudieron ser elegidas y, también, preparadas, a fin de unirse íntimamente
con esas envolturas o mujeres de la creación originaria para llevar a cabo el
cumplimiento más sagrado.
Voy a resumir brevemente, otra
vez, esto que tan difícil os resulta, de manera que se presente ante vosotros
con toda claridad:
En el palacio blanco del sexto
plano de la espiritualidad originaria, hay dos mujeres elegidas, las cuales
llevan hasta abajo a todos los nacidos de la Luz que descienden a las
materialidades para dar cumplimiento a promesas divinas. Esas mujeres de planos
superiores se unen a una mujer terrenal, puesto que esa transición es
imprescindible para poder realizarse una encarnación en la Tierra de los
nacidos de la Luz, dado que no puede haber laguna ninguna en la actividad de
las divinas leyes originarias de la creación.
Ambas mujeres llevan nombres
inscritos en la Ley: María, que vibra
en el Amor, y Teresa, que vibra en la Voluntad.
Según eso, María ha sido elegida para el Amor de Dios, y Teresa para la Voluntad
de Dios, conforme a la ley del número y a la respectiva naturaleza.
Con vistas al nacimiento
terrenal, cada una de ellas fue unida estrechamente a una mujer de la Tierra, a
su espíritu.
Naturalmente, esa mujer de la
Tierra tenía que ser semejante en su forma de vibrar. Para el nacimiento del
Amor, era necesario un espíritu humano terrenal que vibrara en el Amor. Para el nacimiento de la Voluntad,
en cambio, se precisaba un espíritu humano terrenal que vibrara en la Voluntad.
Las mujeres terrenales que habían
de dar nacimiento en la materialidad física a los nacidos de la Luz, están unidas con hilos a los receptáculos
espirituales originarios. Pero están unidas a ellos solamente, no a los propios enviados de la Luz.
Tenéis que tenerlo bien en cuenta
para poder comprender debidamente todo el proceso.
Así pues, el espíritu de las
madres terrenales está en relación indirecta con los enviados de la Luz
mediante los receptáculos espirituales originarios, a los cuales permanecen
atados durante cierto tiempo, de manera directa, por hilos cuidadosamente
tejidos. Los receptáculos de naturaleza espiritual originaria llevan a los
enviados de la Luz hasta las madres terrenales situadas en planos inferiores, y
se unen a éstas en el preciso momento de la encarnación, manteniendo esa unión
hasta cuarenta días después del nacimiento terrenal.
Durante ese tiempo, el receptáculo espiritual originario también mantiene
la relación del espíritu de las madres terrenales con la Luz, pero esa relación
se rompe cuando el receptáculo espiritual originario se desliga nuevamente y
retorna.
Entonces, el espíritu humano
femenino de la Tierra vuelve a quedar abandonado a sí mismo, puesto que ya no existe relación directa con el núcleo luminoso de su hijo.
Todo es sencillo y natural por
demás, y sin embargo resulta difícil reducirlo a los estrechos límites de las
palabras terrenales, a fin de hacerlo comprensible en la materialidad física.
El último plano de la creación
originaria — el séptimo — es donde se halla la Isla de los Elegidos.
Sobre ese particular, no tengo
mucho que decir en esta conferencia.
Basta con que os dé un nombre: ¡Patmos!
De esa isla de los
bienaventurados se ha hablado mucho ya, y todavía se hablará mucho más; pues
es, al mismo tiempo, la Isla de las Promesas o la Montaña de las Anunciaciones
sagradas.
Así como la Mansión del Grial se
yergue en el extremo límite de la esfera divina y tiene, al mismo tiempo, una
reproducción en la creación originaria formando la cúspide de la misma, así
también Patmos se halla en el extremo límite de la espiritualidad originaria y
tiene una reproducción en el punto más alto de la espiritualidad, que es el
plano inmediato inferior. Así pues, en la espiritualidad puede verse reflejado
exactamente todo lo que acontece en esa isla de Patmos situada en la
espiritualidad originaria. Así, pese a la separación existente entre los dos
reinos, las experiencias son vividas siempre en común, y eso en lo que
establece la unión.
En Patmos, el punto culminante de
la espiritualidad humana, también existe un espíritu creado que lleva el nombre
de Is-ma-el, el cual vibra y actúa en las irradiaciones del Is-ma-el de la
espiritualidad originaria.
Acaso podamos volver a tratar
esto más detalladamente en otra ocasión; pues hacerlo hoy supondría rebasar
demasiado el fin perseguido en esta conferencia. Por eso, voy a poner término a
mis explicaciones sobre el inmenso reino de la creación originaria limitándome
solamente a lo que se extiende en línea recta hacia abajo.
Al séptimo y último plano de la
creación originaria le sigue una envoltura protectora que forma como una capa
de separación entre la esfera de la espiritualidad originaria y la parte
espiritual de la creación — inmediatamente inferior a aquella — que, por su
extensión, no es menos inmensa que la espiritualidad originaria según los
conceptos humanos.
Esa envoltura protectora también
constituye un plano de por sí, un plano de gran extensión. Pero no se crea que
está deshabitado, sino que está animado por numerosas entidades, si bien no es
ninguna morada para espíritus conscientes de sí mismos.
Constituye la limitación
infranqueable, impenetrable, de la espiritualidad originaria o creación
originaria; y sin embargo, también es un plano de transición.
Pero para franquear ese límite se
requiere una escolta de las entidades que pueblan ese plano, las cuales, por
razón de su actividad, también constituyen una envoltura protectora para los
que atraviesan ese plano, lo mismo que éste es una envoltura protectora para
toda la creación originaria.
Por otro lado, esas entidades
sólo pueden servir de escolta a través del plano protector si se cumplen unas
condiciones muy especiales que vibran inmutablemente en las leyes de la
creación.
Por tanto, sólo cumpliendo unas
condiciones especiales, es posible atravesar el plano protector. Como es
natural, el cumplimiento de esas condiciones, que reside parcialmente en la especie y, en parte también, en la constitución de esa especie, es decir,
en los respectivos estados de madurez, tiene como consecuencia necesaria el
franqueamiento de esa zona. Esto es: ese franqueamiento se impone
espontáneamente.
Un movimiento perfectamente coordinado
existe por doquier, cual si se tratase de un engranaje increíblemente ajustado
y artísticamente compuesto, mantenido en funcionamiento por la viva actividad
de las leyes.
Todo lo que se mueve debidamente
dentro de ese mecanismo es pulido y purificado, sostenido y elevado, pero
siempre hacia alturas de un puro saber, mientras que lo que se desvía del recto
sendero y se sale del engranaje por insensatez o, incluso de manera criminal,
es empujado y herido hasta que, o bien vuelve a ponerse en el buen camino y
vibra al ritmo del conjunto sin rozamientos, o bien es triturado y pulverizado
entre esas ruedas que nunca se detienen. Adaptaos, pues, oh hombres, al
inalterable mecanismo de esta creación esa obra maestra inconcebible para
vosotros por su inmensidad. Entonces, moviéndoos al regular ritmo de sus
vibraciones, seréis felices para toda la eternidad.
* * *
EN LA LUZ DE LA VERDAD
MENSAJE DEL GRIAL
por Abd-ru-shin
* * *
Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der
Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:
español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio
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