martes, 17 de enero de 2023

62. LAS ESFERAS ESPIRITUALES ORIGINARIAS VII

62. LAS ESFERAS ESPIRITUALES ORIGINARIAS VII

LA ÚLTIMA VEZ hablé de la Isla de las Rosas, de la Isla de las Azucenas y de la Isla de los Cisnes.

Esos puntos de apoyo son como tres piedras preciosas engarzadas en un anillo de oro, si comparamos toda la esfera de la cuarta grada con un anillo de oro o una cadena de oro donde están magníficamente engastadas las tres piedras preciosas.

Como es natural, en esa grada existe, también, otra forma de vida, lo mismo que en todos los demás planos; pero, por el momento, empezaré por mencionar los puntos de apoyo más resplandecientes, cuya acción es de efectos tajantes y hasta decisivos para los espíritus humanos.

Otro tanto acontece en el plano siguiente, el quinto de la creación originaria. Si los planos precedentes eran, para todo el resto, fundamentales puntos de partida de todas las fuerzas de irradiación, ese quinto plano es el país o la esfera de las elaboraciones, de la preparación de cuantas ayudas necesita todo cuanto se encuentra por debajo de la creación originaria. En ese quinto plano actúan los elementos dirigentes y poderosos que preparan todos los socorros previstos para el género humano.

Me comprenderéis del mejor modo si os doy el nombre de uno de ellos: Is-ma-el.

Ahí vive, y de ahí parte su actividad. Is-ma-el, que, en otros tiempos, fue el preceptor de Abd-ru-shin en la Tierra, por el cual se encarnó en la Tierra, también anunció a Jesús en la persona de Juan Bautista, y es el que debía de preparar los siete universos cósmicos para la venida de Parsifal.

En esa esfera, es el más eminente. Numerosos auxiliares le rodean, y él es quien recibe los mensajes de la Luz para la importante e inmensa acción que él ha cumplido siempre con toda fidelidad. Él fue, también, quien dio a los hombres la gran revelación de los acontecimientos actuales, conocidos comúnmente bajo el nombre de “Apocalipsis de San Juan”.

Ese quinto plano, rebosante de la inmensa actividad preparatoria de todas las decisivas intervenciones de la Luz en las creaciones, está lleno de ardiente vida.

El plano siguiente — el sexto — también constituye, para los humanos, un punto que destaca especialmente por su luminosidad: el palacio blanco.

No se ha de pensar en el palacio blanco según los conceptos terrenales. Se le ha designado así porque es la residencia de los dos receptáculos puros. Fielmente custodiados, se encuentran en él los dos receptáculos femeninos de espiritualidad originaria destinados a los cumplimientos más sagrados de la Luz en la Tierra.

Son los dos receptáculos de naturaleza espiritual originaria destinados a las madres terrenales de Jesús y de Abd-ru-shin.

Sin embargo, ambos receptáculos espirituales originarios necesitaron, a su vez, una envoltura espiritual, sin la cual no habrían podido cumplir su misión en la Tierra. Esa parte espiritual fue la madre terrenal en un momento dado.

Así pues, cada una de esas envolturas espirituales constituyó un ser humano de por sí, esto es, una mujer terrenal consciente de sí misma, a la que habría de unirse, llegado el caso, la mujer de espiritualidad originaria elegida para el nacimiento terrenal de la Luz divina.

Tal encarnación de la Luz en la Tierra exige los mayores y más minuciosos preparativos desde lo alto, y puede ser que, después de siglos de continuos esfuerzos a tal efecto, un insignificante espíritu humano terrenal haga necesario introducir modificaciones en el último momento, a causa de sus flaquezas.

Cuando hablo de un receptáculo o envoltura de espiritualidad originaria, y de otro receptáculo de naturaleza espiritual, me refiero, pues, en cada caso, a un ser femenino distinto de por sí. Los dos receptáculos de naturaleza espiritual originaria son dos mujeres elegidas a tal efecto en la creación originaria. Conscientes de su misión y bajo la dirección de un guía eminente designado especialmente para ello, pudieron desarrollarse convenientemente en la espiritualidad originaria y permanecer siempre en el palacio blanco, bajo la custodia más fiel.

Los receptáculos o envolturas espirituales son esas mujeres terrenales que pudieron ser elegidas y, también, preparadas, a fin de unirse íntimamente con esas envolturas o mujeres de la creación originaria para llevar a cabo el cumplimiento más sagrado.

Voy a resumir brevemente, otra vez, esto que tan difícil os resulta, de manera que se presente ante vosotros con toda claridad:

En el palacio blanco del sexto plano de la espiritualidad originaria, hay dos mujeres elegidas, las cuales llevan hasta abajo a todos los nacidos de la Luz que descienden a las materialidades para dar cumplimiento a promesas divinas. Esas mujeres de planos superiores se unen a una mujer terrenal, puesto que esa transición es imprescindible para poder realizarse una encarnación en la Tierra de los nacidos de la Luz, dado que no puede haber laguna ninguna en la actividad de las divinas leyes originarias de la creación.

Ambas mujeres llevan nombres inscritos en la Ley: María, que vibra en el Amor, y Teresa, que vibra en la Voluntad. Según eso, María ha sido elegida para el Amor de Dios, y Teresa para la Voluntad de Dios, conforme a la ley del número y a la respectiva naturaleza.

Con vistas al nacimiento terrenal, cada una de ellas fue unida estrechamente a una mujer de la Tierra, a su espíritu.

Naturalmente, esa mujer de la Tierra tenía que ser semejante en su forma de vibrar. Para el nacimiento del Amor, era necesario un espíritu humano terrenal que vibrara en el Amor. Para el nacimiento de la Voluntad, en cambio, se precisaba un espíritu humano terrenal que vibrara en la Voluntad.

Las mujeres terrenales que habían de dar nacimiento en la materialidad física a los nacidos de la Luz, están unidas con hilos a los receptáculos espirituales originarios. Pero están unidas a ellos solamente, no a los propios enviados de la Luz.

Tenéis que tenerlo bien en cuenta para poder comprender debidamente todo el proceso.

Así pues, el espíritu de las madres terrenales está en relación indirecta con los enviados de la Luz mediante los receptáculos espirituales originarios, a los cuales permanecen atados durante cierto tiempo, de manera directa, por hilos cuidadosamente tejidos. Los receptáculos de naturaleza espiritual originaria llevan a los enviados de la Luz hasta las madres terrenales situadas en planos inferiores, y se unen a éstas en el preciso momento de la encarnación, manteniendo esa unión hasta cuarenta días después del nacimiento terrenal.

Durante ese tiempo, el receptáculo espiritual originario también mantiene la relación del espíritu de las madres terrenales con la Luz, pero esa relación se rompe cuando el receptáculo espiritual originario se desliga nuevamente y retorna.

Entonces, el espíritu humano femenino de la Tierra vuelve a quedar abandonado a sí mismo, puesto que ya no existe relación directa con el núcleo luminoso de su hijo.

Todo es sencillo y natural por demás, y sin embargo resulta difícil reducirlo a los estrechos límites de las palabras terrenales, a fin de hacerlo comprensible en la materialidad física.

El último plano de la creación originaria — el séptimo — es donde se halla la Isla de los Elegidos.

Sobre ese particular, no tengo mucho que decir en esta conferencia.

Basta con que os dé un nombre: ¡Patmos!

De esa isla de los bienaventurados se ha hablado mucho ya, y todavía se hablará mucho más; pues es, al mismo tiempo, la Isla de las Promesas o la Montaña de las Anunciaciones sagradas.

Así como la Mansión del Grial se yergue en el extremo límite de la esfera divina y tiene, al mismo tiempo, una reproducción en la creación originaria formando la cúspide de la misma, así también Patmos se halla en el extremo límite de la espiritualidad originaria y tiene una reproducción en el punto más alto de la espiritualidad, que es el plano inmediato inferior. Así pues, en la espiritualidad puede verse reflejado exactamente todo lo que acontece en esa isla de Patmos situada en la espiritualidad originaria. Así, pese a la separación existente entre los dos reinos, las experiencias son vividas siempre en común, y eso en lo que establece la unión.

En Patmos, el punto culminante de la espiritualidad humana, también existe un espíritu creado que lleva el nombre de Is-ma-el, el cual vibra y actúa en las irradiaciones del Is-ma-el de la espiritualidad originaria.

Acaso podamos volver a tratar esto más detalladamente en otra ocasión; pues hacerlo hoy supondría rebasar demasiado el fin perseguido en esta conferencia. Por eso, voy a poner término a mis explicaciones sobre el inmenso reino de la creación originaria limitándome solamente a lo que se extiende en línea recta hacia abajo.

Al séptimo y último plano de la creación originaria le sigue una envoltura protectora que forma como una capa de separación entre la esfera de la espiritualidad originaria y la parte espiritual de la creación — inmediatamente inferior a aquella — que, por su extensión, no es menos inmensa que la espiritualidad originaria según los conceptos humanos.

Esa envoltura protectora también constituye un plano de por sí, un plano de gran extensión. Pero no se crea que está deshabitado, sino que está animado por numerosas entidades, si bien no es ninguna morada para espíritus conscientes de sí mismos.

Constituye la limitación infranqueable, impenetrable, de la espiritualidad originaria o creación originaria; y sin embargo, también es un plano de transición.

Pero para franquear ese límite se requiere una escolta de las entidades que pueblan ese plano, las cuales, por razón de su actividad, también constituyen una envoltura protectora para los que atraviesan ese plano, lo mismo que éste es una envoltura protectora para toda la creación originaria.

Por otro lado, esas entidades sólo pueden servir de escolta a través del plano protector si se cumplen unas condiciones muy especiales que vibran inmutablemente en las leyes de la creación.

Por tanto, sólo cumpliendo unas condiciones especiales, es posible atravesar el plano protector. Como es natural, el cumplimiento de esas condiciones, que reside parcialmente en la especie y, en parte también, en la constitución de esa especie, es decir, en los respectivos estados de madurez, tiene como consecuencia necesaria el franqueamiento de esa zona. Esto es: ese franqueamiento se impone espontáneamente.

Un movimiento perfectamente coordinado existe por doquier, cual si se tratase de un engranaje increíblemente ajustado y artísticamente compuesto, mantenido en funcionamiento por la viva actividad de las leyes.

Todo lo que se mueve debidamente dentro de ese mecanismo es pulido y purificado, sostenido y elevado, pero siempre hacia alturas de un puro saber, mientras que lo que se desvía del recto sendero y se sale del engranaje por insensatez o, incluso de manera criminal, es empujado y herido hasta que, o bien vuelve a ponerse en el buen camino y vibra al ritmo del conjunto sin rozamientos, o bien es triturado y pulverizado entre esas ruedas que nunca se detienen. Adaptaos, pues, oh hombres, al inalterable mecanismo de esta creación esa obra maestra inconcebible para vosotros por su inmensidad. Entonces, moviéndoos al regular ritmo de sus vibraciones, seréis felices para toda la eternidad.

* * *



EN LA LUZ DE LA VERDAD

MENSAJE DEL GRIAL

por Abd-ru-shin

* * *

Traducido de la edición original en alemán: Im lichte der

Wahrheit – Gralsbotschaft. Esta obra está disponible en 15 idiomas:

español, inglés, francés, italiano, portugués, holandés, ruso, rumano, checo, eslovaco, polaco, húngaro, árabe y estonio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La fuerza secreta de la luz en la mujer 1

  La fuerza secreta de la luz en la mujer Primera parte   La mujer, ha recibido de Dios una Fuerza especial que le confiere tal delica...